martes, 14 de junio de 2011

EL MUNDO PINTADO DE SANGRE (Crónica de un concierto histórico)













SLAYER – MORTEM –EPILEPSIA
11 DE JUNIO DE 2011
ESTADIO SAN MARCOS


FOTOS: MARIO ZAPATA
TEXTOS: FRANCO BOGGIANO

Miles de cuerpos chocaban incansablemente en el campo de batalla. El espiral de violencia me envolvía una y otra vez. No quería escapar, solo quería exorcizar mis demonios internos, liberar esa adrenalina y furia contenida.
SLAYER había desatado el infierno en San Marcos. Golpeó de entrada con dos temas de su último disco World Painted Blood y Hate Worldwide.
“Buenas tardes (ed eran las 9:05 pm) ¿Cómo se sienten? ¿Están listos? ¿Están seguros que están listos”, fue la bienvenida –en ese típico acento chileno medio cantado– de Tom Araya, que esbozaba una media sonrisa (Hace 24 años que estamos listos, Tomás Enrique Araya Díaz...).
Todavía me recuperaba del ahogo por una bomba de humo que prendió casi a mi costado un fanático y que la seguridad logró contener a tiempo, cuando el grito de guerra War Ensemble arremetió con violencia. Mi cabeza no cesó de agitarse, mi garganta de gritar y me confundí con la masa, había una energía incontrolable, liberadora.
La puesta en escena de este titán del thrash metal mundial es simple pero contundente, directa, brutal. No necesita de pirotecnia o de cualquier otro artilugio para desatar la histeria colectiva: su música es agresión pura.
La ausencia de Jeff Hanneman no se hizo extrañar demasiado, porque Gary Holt (Exodus) ¬-que es otro de los maestros de los riffs y solos lacerantes del metal extremo– cumplió con creces y la furia de Slayer se mantuvo intacta.
Dave Lombardo fue una máquina perfecta del doble bombo y los redobles, mientras que Kerry King nos aniquilaba lentamente con sus riffs y palanqueos asesinos, y Araya, con 50 años a cuestas, vociferó con la fiereza de antaño.
La adrenalina se mantuvo a tope con Postmortem, Temptation y Dittohead. Me tomé un respiro con Stain of Mind, Disciple y Bloodline, porque debó confesar que luego del Divine Intervention, Slayer dejó de ser para mí la banda líder e influyente del metal extremo, ya que se dejó infectar por sonidos más saturados, modernos y saltarines que no conservan el sentimiento original de la banda.
Felizmente, el diablo me volvió al cuerpo con Dead Skin Mask, que fue presentada por Araya como una canción de amor… Siniestra, perversa, simplemente magistral.
Hallowed Point y The Antichrist –otra joyita que pagó la entrada– la coree a rabiar.
Nuevamente salí del tumulto y tomé un respiro cuando Araya habló de la necesidad de libertad en el mundo tocando Americon y luego Payback.
La insanidad y la locura volvieron con Mandatory Suicide, la destructiva Chemical Warfare y las siempre bienvenidas Ghosts of War y Seasons in the Abyss. Snuff completó el set antes del descanso.
Los golpes finales fueron brutales. South of Heaven, Raining Blood, Black Magic y Angel of Death –con el loco de la bengala de por medio (Hugo ‘Satán’ Calle, metalero de la vieja escuela para más señas)– pusieron el cierre perfecto para un concierto histórico para el metal peruano. Araya agradeció la espera de 25 años a las 8 mil almas que dejaron sangre, sudor y lágrimas en San Marcos. Una vivencia que quedó tatuada en la memoria y en los corazones de las hordas metaleras peruanas. Misión cumplida señores, el 11 de junio de 2011 llovió sangre en Lima!!!

MORTEM, UNA LEYENDA VIVIENTE
El concierto empezó hora inglesa, como debe ser. Un aplauso para Five Music por la buena organización y excelente sonido.
A las 7pm salió al escenario EPILEPSIA y desde su primer tema –The Exorcist– dejaron todo en el escenario. Con el paso de los años –ya tienen 14 acuestas– Giovanni Lama y compañía han ido consolidando su propuesta: thrash metal directo a la vena. Su público fiel, sobre todo en las nuevas generaciones, poguearon y corearon sus temas a rabiar.
Gozaron de un buen sonido ¬–el bombo de Teo Suchero me pegaba en el pecho– y las guitarras sonaron contundentes. El único punto flaco fue la voz, la cual no tuvo suficiente volumen y no se entendía por ratos.
Pero eso no fue impedimento para que descargaran con solvencia Thrash Again, Depresión –“quiero ver muertos” grito Giovanni-, Into the death race, Comando de Aniquilamiento –“Parecen cabros, emos”, Giovanni retando a la gente porque no gritaba lo suficientemente fuerte Aniquilamiento!!!–, para terminar con su ‘hit’ Muere Mierda!!!.
A las 7.45, el escenario oscureció y el intro de Fiat Obscuritas inició lo que para mí, y para muchos, es un merecido homenaje en vida a la leyenda del metal peruano extremo MORTEM, que lleva 25 años expandiendo su peste negra, radical y sin concesiones.
Death black metal de la vieja escuela pero con un sello propio, inconfundible. Nebiros, Chris Jhon, José Okamura y Jaime García dieron rienda suelta a todos sus demonios con Demons Haunt Loudun, Summoned to Hell y Posthumous Magic.
La oscuridad, lo diabólico, se apoderó de San Marcos. Nebiros agradeció a la gente por haber votado por Mortem para tocar ese día y al organizador, lo que la gente respondió coreando el nombre de la banda ¡MORTEM!, ¡MORTEM!, ¡MORTEM!
“Este tema está basado en las películas de George Romero” explicó Nebiros y arremetieron con “Vomit of the earth”.
Sigueron con Lycanthropes y Devil Speaks in Tongues, tema en tres idiomas dedicado a Amduscias que lamentablemente por una inesperada lesión a la pierna fue el gran ausente de la memorable velada.
Nebiros lanzó una irresistible invitación: “Ustedes están convocados al infierno”. Daemonium Vobiscum y Zombie Plague, demonizaron nuestras almas. La técnica puesta al servicio de la brutalidad!!!
Para finalizar, tocaron Uma, Head of the Witch, tema basado en una leyenda andina. ¡Hasta siempre! Se despidió emocionado Nebiros ante las huestes negras que quedaron más que satisfechas por la noche de horror y bestialidad!!!

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