Texto: Juan Camilo
Fotos: Ignacio Gálvez
Tomado de Rockaxis
http://www.rockaxis.com/relacionadoxs_ver.php?cPath=167_206&products_id=7032
Después de su concurrida visita de 2006, un concierto avasallador y más que memorable para la gran manada de los headbangers nacionales que asistieron en esa ocasión, este 2011 Slayer nuevamente ha dejado caer su maldad con fuerza y mucha potencia. Lo sucedido la noche de ayer en el Movistar Arena dará que hablar para todo el resto de este año y para los venideros, una noche cargada a la adrenalina, gracias a esos riffs que deambulan en nuestras mentes de vez en cuando y que afloraron de manera magistral por parte de la guitarra del maestro Kerry King y del invitado de honor el señor Gary Holt de Exodus. Asimismo, y por supuesto también destacó profundamente el desempeño del espectacular Dave Lombardo, y para qué decir de nuestro ahora reconocido compatriota, Tom Araya.
En la fría noche de ayer se pudo observar desde sus inicios fervientes seguidores que corrían hacia los distintos accesos del Arena, para poder ocupar los mejores lugares dispuestos para la ocasión. Mal que mal se ha tenido que cancelar una subida cantidad de dinero por el show, y era de esperar que la entrada valiera la pena al momento de posicionarse dentro de las dependencias del recinto. A las 21:00 horas en punto, y con mucha gente creyendo que era la hora de salida de los grandes, salen a escena nuestros nacionales de Thornafire, banda chilena consolidada que no dejó momento para el regocijo y se dedicó a presentar sus temas en forma limpia y segura. Al principio se debe decir que la pureza en el sonido de la guitarra no llegó a su mejor nivel, pero a medida que corrían los segundos se fue aclarando un poco. Fue una media hora de metal nacional interpretado por músicos insignes, que a pesar de su buena presentación, no pudo superar la gran expectación que tenían los concurrentes por escuchar nuevamente a Slayer.
Después de una media hora con música de fondo de AC/DC, que prendía y enfervorizaba aún más con temas como 'Back in Black' y 'Thunderstruck', a las 22:00 en punto se enrojece el telón de fondo que consignaba el nombre de la banda. Así salió a luz la intro del último trabajo de los grandes, “World Painted Blood”, gran tema -de mismo título- para encender la llama del evento que nos concurría a esa hora. El mosh sale a flote de forma inmediata, y el centro de la cancha del Arena se vuelve una batalla en los primeros riffs de Kerry King. Sin descanso, luego dieron paso a 'Hate Worldwide', otro tema de su último disco, para luego dejar la pista encendida para el gran clásico 'War Ensemble', punto clave de la noche en cuanto a setlist, como también para lo que sucedía con el público en la cancha.
Nuestro compatriota, luego de tan tremendo himno, se queda solo en el centro del escenario para recibir el afecto y respeto de la gente. Y es que Tom sólo se mantiene inmóvil frente al público, y con escuetas palabras en español recibe el enfervorecido cántico de “¡Slaaaaayer!”. Más que feliz, el hombre luego pregunta: "¿Están listos?". Y arremete con 'Postmortem' y después 'Temptation', dejando más que la cagada en el recinto, que con un espectacular sonido y una excelente interpretación por parte de Kerry King y Co. A esta altura del concierto tenía a los fieles seguidores más que felices, ya que escuchar estos temas en vivo por parte de la misma banda que los compuso es un regalo único, lo mejor del "Big 4" en nuestro país y con esa gran calidad sobre el escenario.
Del “Diabolus in Musica” pudimos apreciar 'Stain of Mind', y del “God Hates Us All” el tema 'Disciple', para luego pasar a un trance colectivo con la gran 'Dead Skin Mask' del “Seasons in the Abyss”, aunque dijo exactamente lo mismo que en el show de 2006: ”…ahora viene un tema de amor”. Con estas canciones ya podíamos apreciar que la intención de Slayer era pasar por gran parte de su discografía. Luego de este trance, en forma explosiva dieron paso a 'Dittohead', el tema más asesino y acelerado de la agrupación, pero que se dejó sentir en el semblante de Tom y en su voz, ya que en el segmento lírico que es rápido, no pudo llegar a concretar todo lo que dice la canción y sólo dejó que el tema transcurriera hasta llegar a las estrofas más lentas y “cantables”. Esto claramente es evidencia de la lesión que le aqueja desde hace ya algún tiempo.
De su último disco aparece “Americon” y “Not of this God” bien logrados pero que no lograron enganchar a la gente tanto como sus grandes clásicos, y esto Slayer lo sabe bien ya que el próximo tema era para encender nuevamente a la audiencia, “Mandatory Suicide” arremete con todo y es vitoreada por cada uno de los asistentes al magno evento. Sin bajar las revoluciones, sino que al contrario, para enrojecerlas, luego tocan “Chemical Warfare” con un claro “Viva Chile Mierda!” y la batalla campal se desata, la locura se hace presente y los moshs afloran en cada rincón del Arena. Finamente pegada luego prosigue “Ghosts of War”, luego “Seasons in the Abyss” y “Snuff”, con un Dave Lombardo a mil por hora y con una fineza al momento de tocar la batería realmente impresionante.
El pack broche de oro vino compuesto por los grandes clásicos “South of Heaven”, “Raining Blood” con la macabra introducción por parte de Dave, “Black Magic” y por supuesto, el tema insigne y el más pesado de todos los tiempos, “Angel of Death”, perfecto y avasallador, asesino y a fuego, tema de cierre clásico y más que adecuado para todas las presentaciones. Al momento de tocar este último gran tema, dos personajes en el centro de la cancha hacen su ingreso con bengalas y prenden de rojo este sector, dejando a los integrantes de la banda impresionados del show que estaba realizando el público a esta hora del concierto, sin ni siquiera llegar a pensar las posibles consecuencias de este acto, sino más bien, sólo dejándose llevar por la furia del recital y por la presencia de los músicos frente a ellos.
Sin duda, gran desplante y calidad musical, atentos los viñamarinos que están prontos a asistir a este mismo show el día de hoy, les espera una clase de metal a la vena magistral, contundente y llena de historia, por parte de la banda thrash metal más pesada del planeta.
Fotos: Ignacio Gálvez
Tomado de Rockaxis
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Después de su concurrida visita de 2006, un concierto avasallador y más que memorable para la gran manada de los headbangers nacionales que asistieron en esa ocasión, este 2011 Slayer nuevamente ha dejado caer su maldad con fuerza y mucha potencia. Lo sucedido la noche de ayer en el Movistar Arena dará que hablar para todo el resto de este año y para los venideros, una noche cargada a la adrenalina, gracias a esos riffs que deambulan en nuestras mentes de vez en cuando y que afloraron de manera magistral por parte de la guitarra del maestro Kerry King y del invitado de honor el señor Gary Holt de Exodus. Asimismo, y por supuesto también destacó profundamente el desempeño del espectacular Dave Lombardo, y para qué decir de nuestro ahora reconocido compatriota, Tom Araya.
En la fría noche de ayer se pudo observar desde sus inicios fervientes seguidores que corrían hacia los distintos accesos del Arena, para poder ocupar los mejores lugares dispuestos para la ocasión. Mal que mal se ha tenido que cancelar una subida cantidad de dinero por el show, y era de esperar que la entrada valiera la pena al momento de posicionarse dentro de las dependencias del recinto. A las 21:00 horas en punto, y con mucha gente creyendo que era la hora de salida de los grandes, salen a escena nuestros nacionales de Thornafire, banda chilena consolidada que no dejó momento para el regocijo y se dedicó a presentar sus temas en forma limpia y segura. Al principio se debe decir que la pureza en el sonido de la guitarra no llegó a su mejor nivel, pero a medida que corrían los segundos se fue aclarando un poco. Fue una media hora de metal nacional interpretado por músicos insignes, que a pesar de su buena presentación, no pudo superar la gran expectación que tenían los concurrentes por escuchar nuevamente a Slayer.
Después de una media hora con música de fondo de AC/DC, que prendía y enfervorizaba aún más con temas como 'Back in Black' y 'Thunderstruck', a las 22:00 en punto se enrojece el telón de fondo que consignaba el nombre de la banda. Así salió a luz la intro del último trabajo de los grandes, “World Painted Blood”, gran tema -de mismo título- para encender la llama del evento que nos concurría a esa hora. El mosh sale a flote de forma inmediata, y el centro de la cancha del Arena se vuelve una batalla en los primeros riffs de Kerry King. Sin descanso, luego dieron paso a 'Hate Worldwide', otro tema de su último disco, para luego dejar la pista encendida para el gran clásico 'War Ensemble', punto clave de la noche en cuanto a setlist, como también para lo que sucedía con el público en la cancha.
Nuestro compatriota, luego de tan tremendo himno, se queda solo en el centro del escenario para recibir el afecto y respeto de la gente. Y es que Tom sólo se mantiene inmóvil frente al público, y con escuetas palabras en español recibe el enfervorecido cántico de “¡Slaaaaayer!”. Más que feliz, el hombre luego pregunta: "¿Están listos?". Y arremete con 'Postmortem' y después 'Temptation', dejando más que la cagada en el recinto, que con un espectacular sonido y una excelente interpretación por parte de Kerry King y Co. A esta altura del concierto tenía a los fieles seguidores más que felices, ya que escuchar estos temas en vivo por parte de la misma banda que los compuso es un regalo único, lo mejor del "Big 4" en nuestro país y con esa gran calidad sobre el escenario.
Del “Diabolus in Musica” pudimos apreciar 'Stain of Mind', y del “God Hates Us All” el tema 'Disciple', para luego pasar a un trance colectivo con la gran 'Dead Skin Mask' del “Seasons in the Abyss”, aunque dijo exactamente lo mismo que en el show de 2006: ”…ahora viene un tema de amor”. Con estas canciones ya podíamos apreciar que la intención de Slayer era pasar por gran parte de su discografía. Luego de este trance, en forma explosiva dieron paso a 'Dittohead', el tema más asesino y acelerado de la agrupación, pero que se dejó sentir en el semblante de Tom y en su voz, ya que en el segmento lírico que es rápido, no pudo llegar a concretar todo lo que dice la canción y sólo dejó que el tema transcurriera hasta llegar a las estrofas más lentas y “cantables”. Esto claramente es evidencia de la lesión que le aqueja desde hace ya algún tiempo.
De su último disco aparece “Americon” y “Not of this God” bien logrados pero que no lograron enganchar a la gente tanto como sus grandes clásicos, y esto Slayer lo sabe bien ya que el próximo tema era para encender nuevamente a la audiencia, “Mandatory Suicide” arremete con todo y es vitoreada por cada uno de los asistentes al magno evento. Sin bajar las revoluciones, sino que al contrario, para enrojecerlas, luego tocan “Chemical Warfare” con un claro “Viva Chile Mierda!” y la batalla campal se desata, la locura se hace presente y los moshs afloran en cada rincón del Arena. Finamente pegada luego prosigue “Ghosts of War”, luego “Seasons in the Abyss” y “Snuff”, con un Dave Lombardo a mil por hora y con una fineza al momento de tocar la batería realmente impresionante.
El pack broche de oro vino compuesto por los grandes clásicos “South of Heaven”, “Raining Blood” con la macabra introducción por parte de Dave, “Black Magic” y por supuesto, el tema insigne y el más pesado de todos los tiempos, “Angel of Death”, perfecto y avasallador, asesino y a fuego, tema de cierre clásico y más que adecuado para todas las presentaciones. Al momento de tocar este último gran tema, dos personajes en el centro de la cancha hacen su ingreso con bengalas y prenden de rojo este sector, dejando a los integrantes de la banda impresionados del show que estaba realizando el público a esta hora del concierto, sin ni siquiera llegar a pensar las posibles consecuencias de este acto, sino más bien, sólo dejándose llevar por la furia del recital y por la presencia de los músicos frente a ellos.
Sin duda, gran desplante y calidad musical, atentos los viñamarinos que están prontos a asistir a este mismo show el día de hoy, les espera una clase de metal a la vena magistral, contundente y llena de historia, por parte de la banda thrash metal más pesada del planeta.
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