martes, 8 de enero de 2013

LA GRAN HORDA METÁLICA: 1986-1989




"Los metaleros de los ochentas eran unos románticos, totalmente idealistas. Lo que no es necesariamente bueno. Eran personas que se sentían incomprendidas y confrontadas a un medio al que no querían acabar de incorporarse, aun cuando no tuviesen para contraponer a ese medio nada más que algunas cuantas formas. Era todo un reto poder llevar el cabello largo dos o tres años luego de acabar el colegio, era todo un triunfo para los metaleros. Era un trofeo de guerra, una insignia”. (Miguel ‘Det’)

“El heavy es solo música. El thrash le dio a la música ideología, modo de vida. El death metal también. Lastimosamente después de Judas Priest y Iron Maiden, hay un quiebre en 1982 y viene el glam con WASP, Twisted Sister, Bon Jovi, Poison, que solo les importa verse bien y estar con chicas. Más moda y llamar la atención, típico del modo de vida americano. No era el modo de vida de acá”. (El ‘Mono’ Rafo).

Hablar de la Horda Metálica siempre generará polémica. Hay mucho mito, exageración, idealismo, apasionamiento… fanatismo. La idea del post es tratar de darle una mirada más realista y ver el lado positivo y autocrítico del primer y único intento por crear un movimiento metalero en Lima.
De los personajes con los que he conversado hasta el momento, he podido obtener versiones totalmente opuestas y variopintas. Para algunos sirvió para hacer amistades que perduran hasta hoy, para otros solo fue diversión: chupar, cambiar cintas y cagarse de risa los fines de semana. Al comienzo hubo muchas ganas de hacer cosas impulsadas por esa rebeldía e idealismo típicos de la adolescencia y de la juventud en los 80s, pero que poco a poco se fue diluyendo por la división que se dio entre sus miembros.
Los sueños de organizar conciertos y de poner una radio quedaron en el aire, pese a que se llegó a comprar una antena que terminó oxidándose por falta de uso en una azotea de una casa miraflorina.
Esta aproximación a lo que fue la Gran Horda Metálica llega gracias a la colaboración de Miguel ‘Det’ Vidal, Jorge Vélez de Villa, Rafael ‘Mono Rafo’ Iturrino, Izaak ‘El Loco’ Peña, Miguel Tuesta. Un agradecimiento a ellos


Magdalena, Diciembre, 1986

-          Puta madre. Esto no puede seguir así. Esos mediocres de los subtes nos paran jodiendo y haciendo la bronca. La gente se burla de nosotros en la calle. Tenemos que hacer algo… ¿pero qué?
Encorvado y con el pelo amarrado, Miguel ‘Det’ mascullaba su bronca internamente. Estaba ensimismado, buscando una salida. Su torva mirada se veía amplificada por sus lentes de fondo de botella.
Orlando –un amigo común que tenía con sus hermanos Nico e Iván– le sugirió que por qué no intentaban juntar a todos lo metaleros para hacer un frente y responder a las agresiones que sufrían en las calles.

-          Claro, Orlando tiene razón, tenemos que juntarnos. La unión hace la fuerza, carajo. Así podemos hacer frente a todo lo que nos jode, lo que nos oprime.

-          Pero, ¿A dónde los convocamos?, se preguntó Miguel.

Tras barajar algunos lugares, decidieron hacer la primera reunión de la Gran Horda Metálica en Bajada Balta, frente al Británico. Pese a no estar familiarizados con Miraflores, eligieron el lugar ese lugar por ser céntrico.
El día, sábado 6 de diciembre a las cuatro de la tarde. Miguel ‘Det’ Vidal, junto a sus hermanos y a Fabricio Herrera, hizo la primera convocatoria. Como ‘Det’ es  ducho haciendo dibujos y caricaturas, elaboraron unos panfletos y los repartieron durante la exhibición de una película de Led Zeppelin en Breña.
Esa tarde, decenas de metaleros invadieron las calles de Miraflores. Pelucones con polos negros, jeans rotos, casacas de cuero, zapatillas blancas, y muñequeras, sorprendieron y atemorizaron a los miraflorinos.
Pese a que la iniciativa la tuvo Miguel ‘Det’ y compañía, fue el gordo Beto –o el ‘Cholo’ Judas como se le conocería– quien recibía a la gente y que a la postre tomó la batuta de la horda metálica.
El tipo grueso, pelo hasta los hombros y con chaleco de jean recibía a los metaleros. Metros más allá, un par de autos estacionados con el volumen a mil eran la banda sonora de la singular reunión. Canciones de Rush, Black Sabbath, Deep Purple, Led Zeppelin, entre otras bandas, se pudieron escuchar.
Pero no fue hasta que el clásico disco Live in Japan de Judas Priest sonó para que Beto llamara a todos a acercarse y a formar una especie de círculo.
 “Y con el fondo de Judas Priest, vamos a dar inicio a esta reunión. Para los que no me conocen me llamo Beto y estoy a cargo de dar estas primeras palabras. Nosotros estamos unidos porque amamos la música y como tal deberíamos juntarnos para conocernos, hablar y disfrutar de esta música que todos amamos. El metal. No importa que te guste el heavy o el black, lo importante es que lo sientas y seas auténtico. Aquí no permitiremos gente que escuche otros estilos y mucho menos la música pacharaca que se escucha en la radio”, señaló con mucho énfasis.
Luego fue el turno de Miguel: “El que no se sienta a gusto puede irse, porque no vamos a permitir que poseros integren la horda. A varios les digo, que en vez de comprarse un polo marca OP –polo surf Ocean Pacific de moda en los 80’s– pueden utilizar ese plata para comprarse un polo de un grupo, o por lo menos uno negro”. Muchos aprobaron lo dicho por el ‘Det’.
La conversa continuó por varios minutos y otros asistentes fueron pidiendo la palabra. Pero lo que se dejó en claro fue que las reuniones serían todos los domingos a partir de las 4 de la tarde. Si no era en la Bajada Balta, se trasladaron al Faro, muy cerca de allí. Y es que la policía y algunos vecinos se asustaban con la presencia de tantos jóvenes de apariencia distinta a los cánones establecidos por la sociedad cucufata limeña de los 80s.
Para finalizar la primera reunión, los hermanos de Miguel pasaron un cuaderno grande, para que cada uno de los asistentes  se apuntara con sus datos: nombres, apellidos y teléfono de casa. Es así que en la semana siguiente recibían el llamado de uno de los miembros de la horda, con la consigna que pases la voz a otro amigo para que el movimiento vaya creciendo.
La idea era que la gente se reuniera por distritos, formaran grupos distritales y se movieran por su lado para protegerse e intercambiasen material, que en ese tiempo pesaba mucho para la definición de la propia identidad metalera.
La convocatoria boca a boca fue dando sus frutos y en un momento la Horda llegó a tener más de 200 metaleros, aunque los más optimistas creen que sumaron 400.
“Para saber cuántos éramos carnetizamos a la gente que iba a la Horda. Los carnets los hicimos con una cartulina celeste. Los llenamos manualmente, también con máquina de escribir mecánica y les pusimos un sello. No había foto”, recuerda Miguel.
En un par de reuniones también se tomó “examen” a los nuevos asistentes para saber si eran realmente “metaleros”.
-“A ver, ¿quiénes son los integrantes de Saxon?”, preguntó ‘Beto’ a los nuevos que llegaban a la Horda para saber su fidelidad con el metal.
Otro personaje que fue tomando protagonismo fue el ‘Mono’ Rafo (Rafael Iturrino Ubidia). Era el que más material importado tenía (lps, cassets, accesorios) y fue el primero en editar un fanzine metal en el Perú, Headbanger, a mediados de 1987.
Poco a poco, se empezó a crear un distanciamiento entre ‘Beto’ y el ‘Mono’. ‘Beto’, más vinculado al heavy y al glam, era demagógico y prometía conciertos con ambulancias para los metaleros heridos; mientras que el ‘Mono’, más identificado con el thrash/death/black/hardcore/punk, tenía una onda más antisocial y combativa. Al final, la gente apoyo a ‘Beto’ y el ‘Mono’ –­tras bronca de por medio– se fue de la Horda.
“Asistí un año a la Horda hasta que Beto toma la batuta. Tiene un altercado conmigo porque a mí me gustaba ir a los conciertos hardcore. En una reunión de la Horda empezó a decir que yo era punk, me metió un puñete y la gente me empezó a corretear por toda la Bajada Balta. Nunca más volví a ir. Después de eso, la gente se fue retirando poco a poco de la Horda. Separamos el metal extremo por un lado, el hardcore punk por otro, los glam por otro lado. No podíamos mezclarnos”, recuerda el ‘Mono’.
Asimismo, Rafo señala: “Quien separó la Horda fue Beto cuando tomó la batuta porque no le gustaba los hardcore metal porque el escuchaba glam. Le gustaba Bon Jovi, Poison, esas cosas y odiaba a los punks. Comenzó a hacer sus correrías en contra de los punks, sin saber que el metal underground nace de los punks. Nosotros le debemos mucho a Motorhead, que tampoco era amado por los heavys. Rock duro que tocaba con bandas punks como los Sex Pistols. La gente no recuerda eso, inclusive Venom también. Slayer nace del circuito punk y todos los que escuchamos thrash metal. Metallica. Todo eso viene de Angelwitch, pero tocando con punks, con hardcore. A los Metallica les gusta Danzig. Hay gente que no sabía… Seamos realistas, aquí  muy pocas personas tienen una ideología propia. Sea cual fuere. Musicalmente, políticamente, culturalmente, se deja influenciar por un payaso o cualquiera persona le vende pajaritos y la gente corre como borregos. Es la verdad”.

Otro problema de la Horda era que las bandas heavys no se identificaban con ella.
“Una de las primeras cosas que notamos es que los grupos, incluyendo Almas Inmortales, tenían una actitud displicente hacia la Horda. Nosotros pensamos que iban a recibir con entusiasmo la creación de la Horda, pero no. Los grupos de clase media alta estaban más preocupados en que el pelo no se les horquillase que hacerle frente al punk, que eran los que odiaban los metaleros. Las bandas no quisieron comprarse el pleito”, apunta el ‘Det’.
“Inicialmente entre los metaleros no había divisiones por las clases sociales como si se dio en el punk, con los pitupunks y los misiopunks. Al comienzo todos estábamos juntos, éramos muy pocos y teníamos una cosa medio romántica, épica, medieval metida en la cabeza. Luego nos damos cuenta que los grupos no mostraban ningún compromiso con la deferencia que les tenía el público…Grupos como Orgus, Almas Inmortales, Masacre, Sacra. Eran patas que básicamente paraban en Miraflores con chicas lindas y tenían una actitud bien glam, coqueta. Cuidaban mucho la apariencia bonita más que la actitud antisistema. Nuestra rebeldía podía resumirse a mantener una actitud descuidada, sucia y agresiva visualmente frente a la gente entre comillas normal. Para nosotros eso pesaba un montón. No encontrar esa misma actitud en los grupos nos parecía raro y finalmente nos llegó al pincho", recuerda Miguel ‘Det’.

La bronca con los subtes
Inicialmente, los grupos metaleros compartieron escenario con las bandas subtes. Basta recordar conciertos como el de Oxido con Leusemia en 1984 en el cine Monumental de Breña; o el de Masacre (no llegó a tocar estando sobre el escenario) en el pub New Carnaby con Narcosis y Leusemia ese mismo año. Ni que decir el Rock en Río Rímac II de 1986 con Masacre, Kranium e innumerables grupos subtes o el Rockacho (1986) donde Masacre y Temporal compartieron cartel con Leusemia, Zcuela Cerrada, Eructo Maldonado, Seres Van. En este último concierto ya se dieron los primeros enfrentamientos entre las dos tribus urbanas.
“En ese concierto hubieron pequeños conatos de bronca entre metaleros y punkies. Cuando estábamos tocando los subtes nos tiraban tierra y cuando terminamos nuestra presentación nos dimos cuenta que los instrumentos estaban llenos de tierra”, recuerda Miguel Tuesta, bajista de Masacre.
Tuesta sostiene que entre las bandas metaleras y las subtes nunca hubieron problemas –inclusive había amistad– y que las peleas las ocasionaron los seguidores y la horda.
Los enfrentamientos entre metaleros y los punks criollos se empieza a acentuar en la final del Concurso de la No Helden en octubre de 1987.
“En la final de la No Helden se dio una bronca inmensa en el Campo de Marte. Los metaleros estaban con Orgus y los punks y post punks con Voz Propia. Luego se dio eco de esa pelea y hubo varias broncas posteriores”, señala Miguel ‘Det’.
Diversos integrantes de la Horda reconocen haberle declarado la guerra a los subtes, pero no saben por qué. ¿Imitación, alienación? Aquí Miguel ‘Det’ trata de esbozar una respuesta.
“Voy a intentar una explicación aproximativa. Antes de militar en el metal, cuando estaba en el colegio y la universidad, veía a los punks con cierto desprecio porque su actitud era de derrotados a priori, de dejadez, de abandono. Para mí, el metal era tratar de pelear contra el sistema, que en ese entonces era el cura, los profesores, los militares, el gobierno, y todos los que no escuchaban mi música o que me atacaban por lo que escuchaba o por tener el pelo largo. La pacharaquería la metía en una sola bolsa. Metía todo lo que no me gustaba. No había  tanto una ideología, sino una actitud de ruptura. En el punk había lo mismo, solo que nosotros (los metaleros) no nos dimos cuenta de eso en un primer momento. Recién a partir del 89, nos damos cuenta que teníamos muchos puntos de convergencia con los subtes”.
Cuando la Horda perdió fuerza, los enfrentamientos cesaron y poco a poco se dieron conciertos como los Metal core, donde Sepulcro, Hadez y Kranium, entre otros, compartieron escenario con bandas hardcore en Barranco.
Asimismo, surgieron bandas como Curriculum Mortis, Anti, Insaner, Requiem, Situación Hostil, Desarme, entre otras, que fueron los pioneros –con diferentes matices–  en lo que a crossover se refiere en la escena local y con ello las diferencias entre metaleros y hardcore/punk finalmente se diluyeron con el tiempo.
La Horda perdió fuerza a fines de 1988 y terminó por desaparecer en 1989. El final, para variar, fue con broncas y amenazas. Se cobraba una cuota mensual –solo algunos pagaban de vez en cuando–para poner una radio metal. El dinero lo guardaba ‘Beto’ pero este finalmente se lo gastó en un tema personal y miembros de la Horda fueron a amenazarlo para que lo devolviera.
Alguna gente migró a La Colmena (Colmetal) donde ya vendían cassets, polos, discos, etc, mientras que los más heavys se reunían en el ‘Sunset’ de Miraflores para chupar y hacer vida social.

¿Qué cosas logró la Horda Metálica?

“Es curioso porque los primeros manifiestos que llegamos a redactar estaban tan llenos de prejuicios, a una realidad totalmente alienada y odiosa y padecíamos de actitudes machistas, elitistas, fachistoides…pero luego que la gente se reúne y se conoce, empieza hacer cosas distintas. No se dan pronunciamientos propiamente dichos de la Horda, sino que gente que participó en ella empieza a hacer artículos que aparecen en fanzines. Lo bueno de la Horda es que le sirvió a la gente para reunirse y hacer contactos para formar luego grupos y fanzines” (Miguel Det).

10 comentarios:

  1. Está interesante, pero debo aclarar algunas cosas.Lo que para 1986 la mayoría conocíamos como "subte"s o "punk"s era lo que habíamos visto o en la TV o en el colegio:un conjunto de chiquillos atorrantes (agrupados junto a salseros, chicheros y demás bajo la expresión de "pacharacos") que, creyendo imitar lo que a su vez habían visto imitar,se vestían a lo Duran Duran,se creían los bacanes y cuyo rupturismo no iba más allá de la coprolalia y la abulia-es decir, lo que "estaba de moda", mas o menos como los emos de hace algunos años-.Recién después, como para el 89 y una vez dada la división entre "thrashers"-identificados con el rollo anarquizante de algunas bandas brasileñas y conscientes de las implicancias políticas del crossover- y "heavys"(glams), supimos quien era quien y qué era qué dentro de la subterraneidad punk/HC, y entonces las rupturas y broncas,como la de los metaleros radicalizados de izquierda junto a los Bandera Negra de El Hueco contra los "pitupunks" (los ñaños de la Casa Hardcore de Barranco), tuvo ya otra connotación.Pero todo eso fué algo bastante progresivo, lo mismo que el empoderamiento del Beto, aún amigo para entonces del Mono y cuya idea del "exámen" , tratándose de una tontería que nada decía de las ganas de pelear del metalero "reclutado", duró bien poco.En segundo lugar, para 1986 yo era, en mi expresiòn oral, bastante menos dado al uso de la grosería y bastante menos estúpido, creo, como para decir lo de comprarse un polo metalero (yo me pintaba los míos, no me alcanzaba para comprarme alguno en Megadiscos, sio los había).Y no usaba, aún, el pelo amarrado -no había crecido lo suficiente para ello-.No estoy seguro que funcione una versión novelada, tal vez resulte mejor algo más "antropológico" o una crónica generacional.Saludos y buena suerte, Franco.

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    1. Gracias Miguel por tus apuntes. La imagen que yo tengo de ti es la del pelo largo y amarrado. Obviamente el diálogo incial es 'a novelado' como tu dices de lo que me contaste cuando te entreviste hace unos años atrás y los de los polos es testimonio de otra persona, tal vez a novelado también. Un abrazo

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  2. Muy buen articulo.

    Por esa epoca yo era chibolo y recuerdo haber escuchado por ahi de la horda, sonaba como algo que hubiera apelado a mi si hubiera sido mayor.

    Cosa curiosa sobre el Mono Rafo, mi hermano mayor coleccionaba LP's, un sabado se aparecio un piloto de aerolinea con su hija de unos 10 años por mi casa y no se como, termino llevandose como una docena de LP's de metal. Luego mi hermano se dio cuenta de que le habian metido cabeza y fue el Mono Rafo quien lo ayudo a recuperar esos discos, que hasta donde se, furon a parar a La Colmena.

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  3. gracias por ese apunte de que ayude a tu hermano a recuperar sus lp's mucha gente creia que yo era un despota y pituco que no queria que el material saliera, no era asi, yo queria que apoyen a las bandas comprandole a ellos mismos su material no a mi...y si habian comprado sus lp's habia que apoyarlos con todo...

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  4. Buena Franco con el artículo. A Miguel Det seguro que no se acuerda de esa anécdota de los polos en la primera reunión de la Horda. Bueno yo redacté esa parte y me acuerdo perfectamente de esas palabras. Asistí como muchos a las reuniones, hasta que enm 1987, después del primer metal-core en Barranco dejé de ir porque me quisieron hacer la bronca porque me gustaba el hard core. El 'Mono' Rafo es todo un personaje y lo seguirá siendo. Lo conozco de esa época y muere en su ley. Saludos

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  5. Me ha gustado la nota, sería bueno hacer una investigación académica en toda regla sobre la Horda Metalica de entonces. Algo que me llama la atención es que en casi todos los tratados sobre metal siempre se menciona la cuasi apoliticidad del metal y su profunda desideologización, lo que ha permitido su absorción por diferentes credos, incluso antagónicos (metal cristiano, NSBM, etc.)Sin embargo en las proclamas publicadas (yo me acuerdo de una de ellas publicada en el suplemento VSD de La Republica creo; yo estaba en 6to de primaria) hay un componente ideológico redentorista, incluso se siente un tono gonzalespradiano en los dos primeros párrafos de la Carta Abierta. Es una lástima que el movimiento no haya podido permanecer articulado bajo una estructura propia. Quizás hubiese sido imposible a la larga.

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  6. Al escritor de la nota mis felicitaciones por el tiempo dedicado. Creo que lo que uno hace en algun momento con convicción siempre está bien, aún asi no salgan las cosas como uno lo hubiera deseado. La Horda fue la idea original de un amigo de poco tiempo nuestro que no me acuerdo como se llama, pero curiosamente el día de la verdad, la primera reunion en Miraflores no se aparecio y extrañamente nunca mas recuerdo haberlo visto. Claro, nosotros (los hermanos) hicimos la tarea inicial de tratar de organizar el grupo sin talvez un objetivo mas que esta corriente musical que tanto nos fascinaba crezca porque sentiamos que valia la pena y daba ganas de gritarlo. No teniamos muy claro que hacer y mientras mas fue creciendo el grupo y obviamente siendo el espíritu del metal la rebeldia, el anti sistema, creo que era obvio que nunca funcionaria ninguna organizacion formal aunque hayan carnets de por medio, al menos en ese tiempo. Sin embargo creo que muchas personas se conocieron y perduraron amistades,se formaron algunos grupos, varios intercambiaron material, recuerdo en una reunion que pasamos de 300 personas de look "excecrable" (en el buen sentido metalero de la palabra) pero lo mejor de todo para mi es que cada vez que iba a estas reuniones me emocionaba de que el metal existia en el Peru y era un buen lugar para estar al menos una vez a la semana. Además creo que finalmente se rompieron muchos prejuicios sobre los punks y viceversa, mas aun cuando se daban por esos tiempos fusiones de ambos estilos. Si bien es cierto la palabra Horda y el look metalero no eran amigables para los que no nos conocieron de cerca puedo asegurar que en general la gente fue muy respetuosa y tranquila. Obviamente el espiritu rebelde juvenil y los conciertos subieron la adrenalina de algunos y habrán habido algunas broncas con terceros por diferencias de estilos musicales, pero no se podria decir que fue una pandilla en absoluto. Talvez un millón de veces mas sano que por ejemplo la gente salsera de ciertos lugares hoy en día. En que momento se jodio la Horda? Creo que cuando un locutor no muy representativo para mi pero que tomo la posta por su facilidad de comunicacion prometio cosas que no se cumplieron y empezo a recaudar fondos para fines que terminaron cuestionados. Lo que importa fue que el metal paso de ser en ese momento de algo casi inexistente en la sociedad a algo un poco mas representativo. Para el recuerdo o para el olvido, existio y fue bueno mientras duro.

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  7. Saludos:
    Respecto a la autenticidad de la historia, de si algunas partes son noveladas o si se ajustan a la realidad, creo que es parte del reto y vale el intento. Asimismo, sostengo que mientras existan más versiones de los participantes se incrementará el valor de la misma. La suma de "microhistorias", al final conformarán un relato, o un "meta-relato", que será parte de la mística propia de una generación que tuvo como horizonte el metal, en una capital de un país signado por la violencia y el conservadurismo.

    Algunas consideraciones: Se sabe que lo asistentes a la horda eran jóvenes y adolescentes, provenientes de distintos barrios limeños. Aparte de la clasificación étarea y socio económica, deberíamos considerar cuáles eras las principales redes sociales que los unían, por ejemplo, colegios,universidades, etc.

    Hasta dónde tengo conocimiento, los escolares de 13 a 14 años, entre los años 83 - 84 que se iniciaban en el metal, se les iría facilitando el consumo de música, gracias a las versiones nacionales - Gerardo Manuel - y a las primeras tiendas de discos importados como Megadiscos. Aquí - podríamos decir - empieza con fuerza el "movimiento" en Lima, o en el Perú.

    Antes de estos años, a pesar que ya existía el boom de la NWOBHM, dudo mucho que adolescentes - que forman parte de la hoy conocida "old school" nacional - tengan acceso a su consumo, o su acceso sería muy limitado. Salvo que tengan hermanos, o familiares - mayores, por 4 años como mínimo- los cuales estarían identificados con grupos más clásicos, vinculados al hard, o rock 'n roll.

    La otra interrogante sería cómo tenían acceso al material musical. Cabe señalar que tanto jóvenes como adolescentes, durante esta época, dependían económicamente de sus padres, y de contar con discos y material importado, éste llegaría a sus manos por los contactos o transacciones que ejercían sus familiares. Al menos, estas consideraciones, como primera etapa, de acceso a la música, luego vendrían las redes sociales de la época, y más tarde el financiamiento propio...

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  8. Excelente nota se ve que te haz tomando el tiempo necesario muchas gracias.

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  9. Franquito,

    En esta excelente nota no figura el 1988 Metal en el Palacio de Verano (Casa Marsano en la avenida Arequipa). Soy fan del metal pero no un entendido como tú. A mi modesto parecer, creo que fue el concierto más impactante en los 80's.
    Hubo mucho expectativa y en la avenida Petit Thours se formó una inmensa cola que todos las personas que pasaban caminando o los pasajeros de la línea 9 se quedaban viendo. Fue un concierto muy bueno que hasta ahora recuerdo con emoción.Ese concierto se merece una crónica aparte. Un abrazo y sigue con el buen trabajo que haces.

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