Luego de lanzar su primer LP The Malefice tras 28 años de
espera, Pentagram prepara su biografía oficial que saldrá a la venta la próxima
semana. El libro se titula Pentagram La leyenda del underground chileno y ha
sido escrito por el periodista Patricio Jara, autor de Pájaros Negros, y será
editado por el sello Corriente Alterna. Se trata de una crónica de más de 100
páginas basada en 20 entrevistas a personajes nacionales y extranjeros con
quienes se reconstruye la historia de la banda desde su fundación, el quiebre
en 1988 y el regreso hasta la etapa final de la grabación del disco. Además,
ofrecerá material gráfico inédito y la edición será en castellano e inglés.
Dan sus testimonios desde los amigos y músicos que
conocieron los primeros pasos de la banda y estuvieron en las grabaciones de
los primeros demos, editores de fanzines en los 80, hasta integrantes de Napalm
Death, Dismember y At the Gates. Personas que conocieron a los músicos en todos
los planos y fueron testigos de los momentos claves.
Aquí unos pequeños extractos del libro:
Juan Pablo: “Mis
papás nunca aceptaron PENTAGRAM. Odiaban que tuviera el pelo largo. Un día,
cuando estaba en cuarto medio, llegué a mi casa, entré a mi pieza y no estaban
mis discos ni mis poleras ni mi guitarra. Entonces salí al patio y vi que todas
las cosas estaban amontonadas, como en una pira, listas para prenderles fuego.
Casi me morí. Había sido mi mamá. Pero justo en ese minuto ella había ido a
comprar parafina y rescaté todo”.
Reflexiona Eduardo Topelberg: “Nunca le tomé el peso a
PENTAGRAM, a lo que habíamos hecho, hasta que Napalm versiona un tema nuestro.
Un tema culeado, grabado en ocho pistas; un tema de una banda de mierda que
nació junto con SEPULTURA, pero SEPULTURA creció y se hizo un nombre y se hizo
grande, pero nosotros nunca fuimos nada. De eso le echo la culpa a los pollos,
a la dictadura, pero también la responsabilidad fue nuestra porque éramos unos
pendejos”.
“En ‘Fatal Predictions’ quisimos hacer un vals satánico.
Exploramos el 3/4 que es la base de ese tipo de música. Escúchala con atención
y te darás cuenta. A nosotros siempre nos interesó la rítmica, trabajar con
formas que están en el inconsciente de la gente pero asociadas armónicamente a
otra cosa, y te hablo de cueca, de cumbia. El que aportaba con esas ideas
generalmente era Eduardo Topelberg. Afinábamos las guitarras en mi porque era
la típica de la guitarra de palo. No existía el concepto de ‘bajar’ la cuerda
para sonar más chacal, o usar otras más gruesas para quedar más pesados. No
había rangos de cuerdas, no había nada”.
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