Después de 30 años, el Sin Piedad de Masacre, el disco
emblemático del heavy metal nacional, ve la luz en vinilo
Por Franco Boggiano de las Casas
El tiempo no tiene piedad. Han pasado 30 años, sí como lee,
30 largos y malditos años para que por fin vea la luz en formato de vinilo el
Sin Piedad de Masacre. Se trata del álbum emblemático del heavy metal nacional
grabado entre el 87 y 88 y que salió editado por primera vez en casete en 1991
en Venezuela.
Varias veces me he preguntado qué hubiese pasado si el
primer gobierno de Alan 'Damián' no jodía la economía del país, a las
disqueras, y veían la luz los vinilos de Masacre, Orgus y Sacra, esa trilogía
del heavy limeño que cautivaba a miles de jóvenes.
Solo basta recordar conciertos de calidad y con gran
asistencia como el del Palacio Marsano o el de la Feria del Hogar de 1988 para
comprobar su potencial y poder de convocatoria.
Tal vez la edición de esos tres vinilos hubiese consolidado
las carreras de las tres bandas y habría sido una especie de envión para la
escena metalera nacional. Lamentablemente, no fue así, y más bien la hiper
inflación y la convulsión social significó que muchos músicos de esas bandas, y
otras, emigraran buscando un futuro mejor en otro país, poniendo fin así a sus
bandas (años después Masacre se recompuso mientras que Orgus y Sacra han tenido
reapariciones muy esporádicas).
Cesar Collazos (Orgus) se fue a Canadá y Johnny Gonzales
(Sacra) a Alaska, Andrea Samengo (Orgus) a Italia, los hermanos Tuesta
(Masacre) a Venezuela, Coqui Tramontana (Masacre), Reuven Amiel 'Paquirri'
(Sacra) y Weregen (Sacra) a Estados Unidos, Martín Bazán (Almas Inmortales) a
Brasil etc, etc, etc.
Pero dejémonos de pensar en el casi, en lo que pudo ser, porque
así como en el fútbol, la vida da revanchas y, a cuenta gotas, el legado de los
80s se va construyendo de a pocos y los grupos van pagando sus deudas con la
historia del metal nacional, con su propia historia.
Seguramente la culpa no fue solo del gobierno aprista sino
también de la actitud de los propios músicos, que por su juventud e interés de
clase, optaron por dejar en stand by su pasión, o hobby en algunos casos, para
asegurarse un futuro en otro campo.
En fin, dejemos por un momento de lado las críticas
constructivas y el análisis, y pasemos a disfrutar de este gran disco
largamente esperado.
Nos introducimos en el túnel del tiempo y ponemos lentamente la aguja sobre el disco.
Pese a la juventud de sus músicos de aquel entonces, Masacre
derrocha calidad y oficio en el Sin Piedad. Empecemos por la voz. Miguel Ángel
Cervantes fue claramente una de las voces emblemáticas de esa época del heavy
nacional -y lo sigue siendo- junto a Arístides Gonzales Vigil de Orgus y Jano
Torres de Sacra. Excelente registro y sentimiento para interpretar los temas.
Las guitarras de Coqui Tramontana y de Martín Tuesta son
sólidas y se complementan, sin destacar una sobre otra. Mientras que la base
rítmica conformada por Miguel Tuesta
(bajo) y Pierpaolo de Bernardi (batería) -aunque Pelo Madueño grabó unos temas
también- complementan a gran altura el quinteto.
Sin duda la gran influencia de esa etapa primigenia de
Masacre es la NWOBHM destacando Iron Maiden, aunque también se dejan sentir otras
influencias como Angeles del Infierno y Queensryche.
Abre el lado A del disco La Ciudad, un tema evocador, una
oda a Lima. Tal vez la letra sea bastante simple, pero la instrumentación y la
melodía de la voz lleva el nervio y el sentimiento suficiente para que la
canción te emocione y capture. El punteo está muy bien logrado, mientras que el
bajo de Miguel se luce detrás.
Sigue Cuando El Diablo Piso la Tierra, que se inicia en un
tono más melancólico e intimista, para luego dar paso a un riff de batalla, con
aires épicos y galopantes. Punteos profundos y sentimentales, sin necesidad de
caer en exceso de virtuosismo, calan hondo en el oyente.
El tercer corte, Hasta el final, se convirtió en tema
emblema de la banda y del metal nacional. Es una apuesta por el idealismo de
luchar por nuestra identidad metal por siempre sin importar que dificultades se
presenten en el camino.
El riff principal es evocador y te motiva a levantar el puño
y gritar en el coro: Hasta el final resistiré!!!
Sigue la balada del disco: Rosa y Espina. Aquí el 'Loco'
Cervantes interpreta con pasión y drama la letra: "Yo combato con la
espada y tú con la mirada". Los arpegios y punteos desplegados son
precisos y con la cuota de feeling exacta.
El lado B arranca con Entes del Mal, tema más oscuro y
rápido que sus antecesores. Una letra con reminiscencias bíblicas. "Y
quisieron ser como dioses, atentaron contra el propio dios, igualaron su poder
sacramental pero él los exterminó". Aquí el duelo de punteos es muy bueno
con un bajo que sostiene la canción en gran forma.
Sueño y Terror, típica letra metal, donde el 'Loco' llega a
tonos bastante altos y agudos y los solos trepidantes destacan nítidamente.
El Hechicero te lleva al galope con el misticismo que solo
Masacre sabe imprimirle a los temas. Otro clásico de la banda.
Cierra el disco Fuego en el Alma otro himno del heavy metal
nacional para cantarlo con los puños apretados y en alto. El juego de las
guitarras al inicio es el preámbulo perfecto para desatar esta declaración de
fidelidad al metal!!!
Son 8 temas que fluyen con una asombrosa naturalidad en casi
30 minutos. Todos suenan compactos, no les sobra ni les falta nada. Un disco
para escucharlo de un solo tirón.
El sexto integrante
Y no por mencionarlo último es menos importante. El señor de
las perillas Germán Villacorta hizo un trabajo extraordinario al mezclar y
masterizar nuevamente el álbum con un resultado final impecable.
Estuvo al frente de todo el proceso para rescatar la cinta
analógica de una pulgada grabada en 16 canales, la cual estuvo durmiendo en un
refrigerador por más de 20 años y se tuvo que poner en un horno a 130 grados
Fahrenheit durante 7 horas para volverla a la vida.
En el proceso de volver a mezclar el disco se consiguió un
programa para reducir el reverb con el cual se grabó la voz y se le dio un
retoque a las guitarras rítmicas, bajo, tarola y bombo en todos los temas,
especialmente porque fueron grabadas en 2 sesiones de 4. La finalidad fue que
los 8 temas suenen homogéneos. Vaya que lo logró.
En fin, un trabajo quirúrgico en el cual Villacorta demostró
porque es el 'Master de Las Perillas' y el sexto integrante -fundamental- de la
banda.
La edición alemana de Underground Power Records es de lujo,
ya que cuenta con las letras y fotos de la época. Lástima que la primera
historia de la banda que viene en el CD no pudo ser incluida.
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