jueves, 28 de junio de 2018

OXIDO, EL ESLABÓN PERDIDO DEL METAL PERUANO




Tras 35 años de espera, este sábado 30 de junio la banda fundacional del movimiento presenta en concierto su álbum debut en el Calabozo

Por Franco Boggiano de las Casas

El álbum debut de Oxido parecía esquivo, condenado, maldito. Las grabaciones de la época están confinadas en el baúl del olvido de un viejo guitarrista. Había cierta desidia también, hay que reconocerlo, pero un clamor se hacía cada día más fuerte con el paso de los años: el clamor de la historia, de su historia, de sus seguidores, de aquellos jóvenes que al verlos entre 1984 y 1985, quedaron inspirados por su música, por su actitud sobre un escenario, y decidieron empuñar sus guitarras y escribir su propia historia años después.
Los astros y los músicos finalmente confluyeron, y entre el verano del 2012 y el invierno del 2013, en el Arca, Oxido logró plasmar el eslabón perdido de la historia del metal peruano: el Oxido I.
Pero nuevas dificultades aparecieron en el camino y recién este 30 de junio será lanzado - de aquí a la eternidad- oficialmente el álbum de Oxido.
Se trata de un registro imprescindible para entender el devenir de una escena condenada, maldita y maravillosa a la vez. Son 8 temas que inmortalizan una época de grandes cambios, convulsión, idealismo y pasión.
Más allá del innegable valor musical que Oxido nos ofrece, lo realmente trascendental es lo que significa para toda una generación 35 años después. Es recuperar la raíz, la primera piedra pesada que sirvió para construir este largo camino que recorremos los condenados.
Oxido I es sin duda una pieza clave para entender cómo se gestó la escena metal en el Perú, aunque ellos mismos no se lo propusieran.


Capítulo I
Arrancan con el tema más Sabbath, pesado y oscuro del CD: El Ángel de la Muerte. Tony Iommi encarnado en Javier Mosquera te golpea la cabeza con riffs monolíticos, contundentes, mientras el bajo de Coco Cortés es el complemento perfecto para que la canción te pase por encima como un tractor. Los punteos de Javier son precisos y enriquecen la canción.
Le sigue Siempre hay sangre en las cadenas, que en base a un riff simple y repetitivo te enganchan a la primera escucha, atrapándote, convirtiéndote en un fan que no se cansará de repetir sin cesar que "Siempre hay sangre en las cadenas". Un tema de denuncia social y cuestionamiento de lo establecido.
Con Oxido se repite la fórmula del tema anterior: la simpleza del riff y su repetición hecha contundencia. La forma de Fernando de la Flor de recitar las letras te invitan a cantar sobre la liberación del ser humano y a cuestionar a la sociedad de consumo. Nuevamente los punteos de Mosquera aportan para que el tema sea redondo.
Arremete Jinete del Tiempo con un guitarreo al viejo Maiden (de la época de Paul Di'Anno), el cual se yergue como uno de los temas más metálicos del disco.
Luego llega la calma con la hermosa, misteriosa y poderosa El Sol. Los arpegios iniciales son el preámbulo perfecto para una declaración apocalíptica de la autodestrucción de la humanidad. Tiene algunos toques maidenescos de la mitad del tema hacia el final.
Continúa Sacrificio en el Templo, que tras un corto inicio pesado, se desata y te lleva al galope por los sueños de libertad de estas almas indómitas.
Nuevamente aparece el feeling del viejo Maiden con Espíritu de Hierro. Nostálgica y épica a la vez, donde se lucen y se complementan los solos de Mosquera con los juegos de bajo de Cortés, la dupla creadora de este maravilloso monstruo del rock pesado. Cierran de gran forma el disco con Atila.
Sin lugar a dudas, han pasado 35 años y la magia de Oxido sigue intacta. Imprescindible para quien se precie de ser un guerrero de hierro.


 Concierto de presentación
Y como no podía ser distinto, el próximo sábado 30 de junio Oxido presenta en concierto su primer hijo en el Calabozo (Amurpol). Desde las 9:30pm subirán al escenario bandas como PAX, Espíritu de Hierro, Volcano y Lelo Gige. La entrada está a 25 soles e incluye el CD. Imperdible.


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