Tras 22 años, la espera ha terminado. Cuando me metí en cuerpo y alma al metal a los 15 años de edad, uno de los primeros grupos con el cual me identifique por su música, sus letras y su imagen fue METALLICA.
Su música era agresiva, pero a la vez melódica y rítmica. Sus letras eran viscerales pero también intimistas y reflexivas. Su imagen era rebelde, pero también sobria, en comparación con el excesivo maquillaje de unos y la aparatosa parafernalia malditista de otros. Es decir METALLICA era el equilibrio perfecto –para mi claro está– dentro del metal.
El Kill ‘em all, el Ride The Lightning, el Master of Puppets, el Garage y el And Justice For all marcaron mi adolescencia y me introdujeron en el mundo del thrash metal con el cual me identifico hasta hoy.
Por eso, la cita del martes 19 en el Estadio de San Marcos es otro sueño hecho realidad como lo fue Iron Maiden y como lo sería Slayer si viene algún día a Lima.
Las tres bandas por mucho tiempo fueron mis favoritas, y si bien es cierto que hoy se han sumado muchísimas más, siempre tendrán un espacio privilegiado en mi alma y corazón.
Soy consciente que la actualidad de la banda dista mucho del espíritu primigenio y ochentero en el cual se creó, pero ni los bodrios del Load, Reload y St Anger borrarán esa huella indeleble que han dejado en mi.
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