La vuelta de estos guerreros urbanos a un estilo que en su momento fue poco valorado y cuestionado me parece la decisión más acertada que han tomado en los últimos años. Con su primer CD TESTIMONIOS (Plasmática Records, 1999) rozaron algo…Por primera vez –en el metal peruano, claro está– se logró reconciliar las influencias autóctonas con las foráneas, amalgamando una verdadera ‘joyita’ dentro de nuestra pequeña y prejuiciosa escena.
Si bien tiene impurezas (la voz está desafinada en varios temas, por citar alguna), TESTIMONIOS constituye un hito en la historia del metal peruano y un ejemplo, que años después y con otros matices, seguirían bandas como CHASKA.
Esta banda, formada en 1984, logró capturar el misticismo del ande y de la cultura inca para fusionarla con la pesadez y oscuridad de Black Sabbath, Trouble, e inclusive experimentar con matices pinkfloyanos en sus temas instrumentales Markawasi y Reencarnación.
Poderosos temas como Manos Cruzadas, El Obraje y Dos Sonrisas, una lágrima, transmiten una energía profunda y envolvente, transportándote a épocas ancestrales.
Hasta hoy, nunca entendí por qué en el mejor momento de KRANIUM, Eloy Arturo (guitarra y fundador) rompió su relación con los hermanos Espíritu (Mito y Georgy), fracturando una identidad grupal-musical –única en ese entonces en la escena– que nunca más volvió a florecer.
Felizmente, los años curan las heridas y dan la madurez y la sapiencia a los individuos para limar asperezas y volver a recomponer una banda que nunca debió cambiar. Ojalá puedan grabar un nuevo CD en la línea musical de Testimonios. Por lo pronto, este 27 de marzo en el Nuclear Bar será la esperada reunión. De la alineación del Testimonios no está ni Fernando Sánchez ‘Mortis’ (batería) ni Javier Álvarez (bajo e instrumentos folkclóricos) porque vive en Israel. Los reemplazan el ‘Chino’ Yamazato en la batería e Ian Chang en el bajo.
Si bien tiene impurezas (la voz está desafinada en varios temas, por citar alguna), TESTIMONIOS constituye un hito en la historia del metal peruano y un ejemplo, que años después y con otros matices, seguirían bandas como CHASKA.
Esta banda, formada en 1984, logró capturar el misticismo del ande y de la cultura inca para fusionarla con la pesadez y oscuridad de Black Sabbath, Trouble, e inclusive experimentar con matices pinkfloyanos en sus temas instrumentales Markawasi y Reencarnación.
Poderosos temas como Manos Cruzadas, El Obraje y Dos Sonrisas, una lágrima, transmiten una energía profunda y envolvente, transportándote a épocas ancestrales.
Hasta hoy, nunca entendí por qué en el mejor momento de KRANIUM, Eloy Arturo (guitarra y fundador) rompió su relación con los hermanos Espíritu (Mito y Georgy), fracturando una identidad grupal-musical –única en ese entonces en la escena– que nunca más volvió a florecer.
Felizmente, los años curan las heridas y dan la madurez y la sapiencia a los individuos para limar asperezas y volver a recomponer una banda que nunca debió cambiar. Ojalá puedan grabar un nuevo CD en la línea musical de Testimonios. Por lo pronto, este 27 de marzo en el Nuclear Bar será la esperada reunión. De la alineación del Testimonios no está ni Fernando Sánchez ‘Mortis’ (batería) ni Javier Álvarez (bajo e instrumentos folkclóricos) porque vive en Israel. Los reemplazan el ‘Chino’ Yamazato en la batería e Ian Chang en el bajo.
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