lunes, 26 de marzo de 2012

CONCIERTO DE MAZO: 25 AÑOS DE HONOR Y DEMENCIA







Crédito de Fotos: Ayten Enene

Una gripe de mierda no me podía privar de celebrar los 25 años de MAZO. Era una ocasión única para escuchar a una de mis bandas favoritas y por ello no podía faltar. Al llegar al local, fue como ingresar al túnel del tiempo y volver a vivir una escena de fines de los 80s, como si estuviera allí, congelada, esperando por mí, una y otra vez.
Me recibió Pino con el entusiasmo de antaño por la salida de un nuevo número de Cuero Negro: el 13. Unos metros más allá, en una mesa, estaba el eternamente esperado CD de MAZO, Del Azar a la Creación, esquivo desde 1995. Una joya que ya disfruto con mórbido placer.
El lugar estaba colmado por rostros viejos, por rostros nuevos. Acababa de tocar Caballo de Plomo y TLON ya estaba en el escenario listo para disparar su rock pesado y lisérgico.
Siguiendo la vena tarkusiana, pero con una identidad propia, este poderoso trío tuvo una breve pero intensa descarga. Este mundo ficticio no es creado por Jorge Luis Borges, sino por otro argentino, Christian Van Lacke, que con una base rítmica muy sólida conformada por el abuelo del metal Walo Carrillo (batería) y César Bustamante (bajista de Frágil), da rienda suelta a guitarreos sicodélicos, delirantes y alucinógenos. Tal vez el abuso del falsete en su voz no sea del gusto de muchos, pero le da un toque muy peculiar al estilo.
Para el deleite del público, tocaron dos temas de Tarkus, Tema para Lilus (dedicada a Eloy Arturo, uno de los principales impulsores ¬para que Tarkus sea conocido por las nuevas generaciones de metaleros nacionales) y Martha ya está.
Siguió REINO ERMITAÑO, que basó su presentación en temas de su cuarto CD, Veneración del fuego, que verá la luz en abril. Descargaron Sobre las Ruinas, El Sueño del Cóndor, Cuando la luz te encuentre, Veneración del Fuego y Quimera), aunque no faltaron las clásicas El Sol tras la Niebla y La Mariposa.
El sonido no fue el óptimo, la voz no se apreciaba bien por la falta de volumen y por el efecto utilizado, que por momentos se hacía insoportable. Pese a ello, Reino sigue sumando seguidores y consolidándose como una de las principales bandas del género pesado.
Durante su presentación, ‘Ñaka’ –hoy con un bigote digno de un mosquetero– soltó algunas frases para no olvidar: “Por favor aférrense a sus vasos”. O “Somos borrachos, drogadictos, pero demostremos que somos gente y no malogren el local para poder organizar futuros conciertos”.
A estas alturas de la madrugada, el ambiente estaba totalmente alcoholizado y ‘aromatizado’, pero ‘Coco’ Cortés estaba no habido. Hasta que apareció ‘Brutés’, ya entrado en canas, con un parecido a Blackie Lawless de WASP.
Para beneplácito de sus seguidores más antiguos, utilizó su bajo en forma de cruz. El trío maldito arrancó con su alineación original: Billy Astete (guitarra), Coco (bajo/voz) y Ñaka (Batería).
El intro y Mentenegra dio inició a su repertorio. Durante dos horas, o más, destilaron temas de todas sus épocas: Más allá del infierno, Birro el Mórbido, Hasta la muerte, Psicoanálisis, Y los príncipes demuelen, El Caleidoscopio, Cáncer y Delirio (dedicada con mucho cariño a la Iglesia Católica), entre otras. Cortés cumplió con mi pedido y tocó Sueño Inmortal. Aunque se mostraron desafinados y descuadrados, rescato el valor de una promesa. Durante su presentación se notó el mal sonido y la falta de ensayo, una costumbre “muy ochentera” que felizmente las nuevas generaciones no están copiando. Sé que MAZO nunca fue muy pulcro en su sonido y siempre tocaron con desfachatez, pero creo que la ocasión merecía un poco más de cuidado.
Participaron en un par de temas Andrés Parodi (sin duda el mejor guitarrista que tuvo MAZO) y Christian Chaman (el más discreto).
Entre canción y canción, Cortes y Ñaka dejaron en claro que el rock pesado corre por sus venas y es el único credo al cual se mantendrán fieles por siempre. Recordaron que en los 80s, en pleno auge del glam, el thrash y el hardcore, ellos se mantuvieron en sus trece, pese a que todos les pedían que aceleraran el ritmo.
La felicidad de Cortés por reencontrarse con su gente y celebrar un cuarto de siglo de MAZO fue desbordante e inocultable. Repartió besos a diestra y siniestra e inclusive rozó lenguas con Billy.
A las 5 de la mañana, el cuerpo ya no me daba más. Después de escuchar Maldito, me retiré, aunque con la esperanza de volver, porque la magia y el encanto siempre estarán allí.

3 comentarios:

  1. excelente post...me gusto la sinceridad. la mayor parte de blogs tienden solo a besar culo de las bandas cubiertas, pero no en este post sobre Mazo. saludos!

    ResponderEliminar
  2. Me encantó el estilo de la redacción, fácil de leer, cada frase y oración me permitieron repetir en la mente lo que viví esa noche de rock pesado, intenso, fuerte, melancólico por momentos, lleno de ese feeling característico de Mazo. Coincido con todas las apreciaciones vertidas sobre Mazo, Reino Ermitaño y Tlon. De hecho, cualquiera sea el género es importante que los grupos musicales primero se respeten a sí mismos, que evolucionen, así tengan que compartir su tiempo entre el trabajo y la banda. Y hablo por experiencia, sé que no es nada fácil. Pero es importante mantener el respeto por el público y lo digo porque no es nada alentador si se escucha un banda descuadrada o un pésimo sonido que no permite apreciar la letra, que además de la música instrumental es parte de la estructura de los temas. Escuché el CD de Mazo, mucho mejor que lo que pude apreciar en vivo en cuanto a sonido, pero es innegable la energía transmitida en el escenario y sobre todo las ganas de hacer música, pese a las carencias de infraestructura y logística. Ojalá pronto se organice un concierto de rock pesado y de metal en el que todo conjugue armónicamente, fuerza, lealtad, coherencia con la esencia pero también técnica y profesionalismo. Planificación, organización y eficiencia son condimentos fundamentales para que las nuevas generaciones valoren estos géneros que son parte de nuestra historia cultural y social.
    Guisella Vargas Ochoa

    ResponderEliminar
  3. Buena crónica, para mí, era la primera vez que veía en vivo a Mazo, así que el hecho que el sonido no fuera el óptimo, o estuvieran descuadrados, fue secundario, lo importante fue la locura que desataron desde el escenario, más que como un concierto propiamente dicho, los Mazo tomaron la tocada como una reunión de amigos, y para mi fue todo un placer haber sido partícipe de eso, por un momento me sentí en los ochentas, época en la que aún estaba en pañales y no viví.

    Excelente Reino a pesar del mal sonido en la voz y Tlön fueron sorpresa para muchos que no los conocían, tengo sus discos y los he visto un par de veces anteriormente, gran banda, pero el sonido peculiar de la voz no llega a convencerme.

    Saludos

    Charlie

    ResponderEliminar