martes, 22 de mayo de 2018

LA NOCHE DEL DIABLO NEGRO



Por Franco Boggiano de las Casas 
Fotos: Ricardo Choy-kifox 

Sinceridad brutal ante todo. Fui al festival esencialmente a ver a una de mis bandas favoritas: Malón, pero quien se conectó conmigo, me hizo levantar los puños, mover la cabeza, corear, aplaudir y disfrutar al máximo, fue Katon W. de Pena, vocalista de Hirax. Qué tal frontman. Qué tal conexión con el público de entrada. Qué tal carisma y despliegue escénico, estableciendo una relación horizontal con el público. Nada de poses de divo ni de súper estrella fría y distante. Un headbanger a carta cabal. Un tipo sencillo que se entrega totalmente a su público. Una actitud que algunos frontmans locales deberían emular si quieren ganar seguidores y obtener una reacción del público que retroalimente a su banda. Katon mira a cada uno de los asistentes a los ojos, los señala y los invita a ser parte del show y a no mirarlo de forma impávida y pasiva a través de una cámara o una pantalla de celular. 



Sin lugar a dudas, fue la noche del Diablo Negro. Y eso que no soy gran seguidor de Hirax, pero la banda de thrash metal de California mostró la noche del sábado que tiene mucho oficio, que sabe cautivar, hacer un gran show y meterse al público al bolsillo. Su thrash ochentero a la vena desató los pogos más brutales de la noche en la parte delantera de CC Festiva y los headbangers disfrutaron a rabiar todo su show. Desplegaron un setlist que combina temas antiguos como nuevos. Desfilaron Baptized by Fire, Hellion Rising, Lucifers Infierno, Lightning Thunder, Gallows Pole, Blind Faith, Black Smoke, Hate, Fear and Power, Hostile Territory, La Boca de La Bestia, Destroy, Black Tooth Grin (Nuevo tema), El Diablo Negro (el climax de su presentación), Barrage of Noise (medley), Brocken Neck y Bombs of Death. 

¿Y Malón?
Creo que mis expectativas por la espera de 22 años (tocaron en Lima en el Delirium Tremens en 1996) eran muy altas. Por eso siento un sinsabor, una decepción. Musicalmente, estuvieron casi impecables. Tenía serias dudas de la performance de Claudio O Connor por los conciertos dados tras el retorno de la banda con la formación original en el 2011 en los que se notaba claramente que no podía cantar tan agudo y rasposo como antaño, y mucho menos por más de una hora. Felizmente, me equivoqué y Claudio tuvo una nota aprobatoria en Lima en cuanto a su voz. Lamentablemente falló algo clave para una banda tan emblemática como Malón: la actitud. Y es una percepción muy personal, aunque la comenté con unos amigos esa noche y ellos también sintieron lo mismo (y eso que son fans incondicionales de los argentinos). Malón miró por encima del hombro al público peruano. Como que los cerca de 800 metaleros reunidos en CC Festiva no eran suficientes para ellos. 



Encima, O Connor tuvo el desatinado comentario de "agradecernos" el 6-0 con el que Argentina siguió avanzando en el mundial del 78 -y que finalmente ganaron- ante la risa cómplice del Tano Romano. Se me cayeron y de cara. En buena parte del show, los integrantes se mostraron desconectados. Karlos Cuadrado, en el extremo izquierdo, tocaba de forma casi displicente. Al otro lado del escenario, el siempre carismático Tano Romano intentaba infructuosamente irradiar toda esa buena onda que tuvo siempre. O Connor casi no se comunicó con el público y tan solo se limitó a hacer caras y sacar la lengua, tambaleándose -por momentos hacia atrás- como si no estuviera totalmente en sus cabales. Algunos "Lima" y "Perú" -más por compromiso que por otra cosa- espetó sin mucha emoción. Recibieron la bandera peruana que les dieron y agradecieron al final, más por un acto de rutina que por congraciarse con el público. 


En lo musical, nada que reprocharles. Con el bombo del Pato Strunz golpeándote el pecho y con el mejor sonido de la noche, arrancaron con Nuevo Orden Mundial y un set de cinco canciones del disco nuevo (NOM, El Infierno de Ayer, Mi Digna Lealtad, Barbarie colectiva y Plata o Plomo). También tocaron varias canciones de Hermética (Vientos de Poder, Masa Anestesiada, Atravesando todo límite, Tú eres su seguridad, entre otras) y clásicos de sus primeros dos discos como Hipotecado, Bajo el Dominio Danzante, Grito de Pilagá, Castigador por Herencia, Malon mestizo y Síntoma de la Infección sumando 18 temas sino me equivoco. ¿Volverán para redimirse con el público peruano? Ojalá 

Boals y las bandas nacionales
El festival empezó pasada las 7 de la noche con Revlin Proyect, banda del joven tecladista Nilver Pérez que se presentó con el cantante brasileño Renato Costa. Cuando ingresé al local estaban tocando The Final of Countdown de Europe, decisión cuestionable ya que en una presentación de corte internacional deberían priorizar los temas propios a los covers.  Un consejo hasta de un conejo.




La banda practica un AOR/hard rock melódico con elegancia y fuerza. Tuvo una buena performance que arrancó los primeros aplausos de las 80 personas que había en ese momento en CC Festiva. La noche fue calentando e ingresó más público con la presentación de Fallen Symmetry. Iniciaron con Renacer en la Tormenta y empezaron a despertar al público con su buen prog power metal. Me puse en primera fila a cantar sus temas. Una banda que crece a pasos agigantados y que merece llevar su música fuera de nuestras fronteras. 



Con los músicos de Fallen encima del escenario, subió Mark Boals, buen cantante que tuvo una banda soporte a la altura de las circunstancias. Su repertorio se basó en la época que tocaba Yngwie J. Malmsteen. Liar, Queen in Love, Rising Force -tema en el que participó el guitarrista Pepe Irei-, Fury, Hangar 18, Ring of Fire, Circle of Time, entre otros. Uno de los temas más coreados por sus seguidores fue el clásico I'll See the Light Tonight y el cover de Dio Holy Diver. 




Con el público totalmente caliente, se presentó Thrashtorno, banda thrash de Juliaca. Fue el punto más bajo del cartel. En el primer tema no se escuchaban las guitarras y el sonido fue mejorando con el segundo tema titulado Planeando tu muerte. La agrupación se encuentra promocionando su disco The Evil Inside Me que lo llevará a varias ciudades del país y de Sudamérica. 




Luego tocó Hirax y Malón (ya describí sus actuaciones arrancando el post) y cerró el concierto Grim Reaper al cual no vi por cansancio e impaciencia. En líneas generales, buen festival ante un decente marco de público (en su pico más alto 780 personas, según el propio organizador cuando tocó Malón). Bien Danger Steel con la organización en cuanto al escenario, luces y sonido. Lo único criticable es que no vendían nada de comer y el merchandising oficial de Malón tan solo un polo bastante discreto de la gira. Mucho mejor el polo oficial del evento. Larga vida al Festival Rock and Heavy.
 

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