martes, 7 de mayo de 2024

SEPULCRO, CULTO A LOS OCHENTA






Banda pionera del thrash metal en el Perú lanza nueva producción Sinner donde regraba temas del pasado y las composiciones nuevas siguen exactamente en la misma línea.

 

Por Franco Boggiano de las Casas

 

Se puede abrir el debate de qué banda fue la primera en tocar thrash metal en el Perú, pero no hay duda de que una de las pioneras de este subgénero dentro de la escena nacional es Sepulcro.

La banda nacida en la urbanización San José del Callao y en las aulas del colegio San José Maristas en 1986 con el nombre de Satanakia, debutó en concierto como Sepulcro el domingo 13 de marzo de 1988 en la No Helden compartiendo escenario con Almas Inmortales, Kranium y Mazo, que también debutaba. El concierto lo abrió Sepulcro y solo tocaron tres temas: Sepulcro, Crematorio y Sentenciado Pecador.

En esta primera etapa de la banda, que duró hasta 1991, dejaron plasmados dos demos: Sepulcro (1989) y Powers Trace (1990), tocaron en conciertos emblemáticos como en las tres primeras ediciones de los Ataque Metal, en el Holocausto Metal del 88, en el Primer Encuentro Internacional de Thrash Metal con Warpath de Chile en 1989, entre otros, y contribuyeron a unir a los headbangers con los hardcore presentándose en Barranco.

El año 1991 marcó el fin de la primera etapa de Sepulcro, dejando la sensación que la banda podía llegar más lejos de haber continuado con su carrera musical. Esto parece un derrotero en la mayoría de las bandas nacionales de thrash posteriores como Mortala, Afronte, Estigma, Elektrash, entre otras, que tenían mucho potencial, pero en su mejor momento se separaron.

Luego de más de 20 años de silencio, en el 2013 reaparece Sepulcro para celebrar los 25 años del Ataque Metal. En el 2014, tocó con Vulcano y Faith or Fear y en el 2015 en el Lima Metal Fest.

Durante su ausencia de los escenarios, las nuevas generaciones pudieron escuchar lo que hacían en los 80s y comienzos de los 90s gracias a Heavier Records, sello local independiente que reeditó en CD los dos demos bajo el título de Sepulchral Voices (2006) y que la banda lo volvió a relanzar en el 2014 junto con Vigga.

En el 2018, Sepulcro lanza Vengeance, producción que retoma el camino exactamente donde lo habían dejado en 1991. El espíritu ochentero continúa en este álbum desde la portada, pasando por las letras y la forma de componer y sonar.

No por algo volvieron a grabar 8 temas antiguos (de los demos y demás) y solo dos canciones nuevas (Master of War y Vengeance) que mantuvieron la misma línea. Algo bastante común en las bandas ochenteras nacionales como lo hicieron previamente Mortem y Hadez, por citar las más importantes.

Sepulcro siempre se ha caracterizado por los riffs potentes, consistentes, con mucho músculo que te invitan a mover la cabeza o a poguear. Temas largos, instrumentales, con una voz colérica cercana al crossover ochentero.

Vengeance mantuvo esa línea y espíritu y para ello Maico y Miguel contaron con dos socios fundamentales en la parte rítmica: Renato Lozano (batería, ex Armagedon, Metal Crucifier) y César Moran (bajo, ex Necropsya), los cuales fortalecieron a la banda.





Sinner

Luego de ese disco, el reto -a mi modesto entender- era encontrar dentro de su propio estilo un sonido más actual y fresco, sin traicionar su esencia, pero esto no ha ocurrido.

Pese a que hoy el bajo y la batería los tocan sangre nueva (Alexander Chávez y Ricardo Cabrera), Sepulcro no ha cambiado ni un ápice, ni la fórmula ni el rumbo. En su nueva producción Sinner (Pecador) vuelven a grabar temas del pasado como la instrumental Los Gritos Del Silencio (de su primer demo Sepulcro del 89), Hungry Souls (del Powers Trace de 1990), Sentenciado Pecador (tema del 88) y a ellos se suman los nuevos Survivor, Death y Slavery, este último ha contado con la participación en la composición de César Moran, exbajista, pero que suenan como temas de los ochenta.

La misma fórmula de antaño se repite como una ley escrita en piedra. Para Sepulcro parece que el tiempo no pasó, que se quedó pausado en los gloriosos y venerados años ochenta. Para algunos esto puede resultar un tema de convicción e identificación inclaudicable, para otros, miedo a arriesgar, porque lo más sencillo es auto repetirse y preferir no salirse de su zona de confort.

A mí, Sinner me trae a la memoria cuando los disfrute en el Segundo Ataque Metal en 1990 o en la casa de Maico en el Callao hace más de 24 años. La canción sigue siendo la misma.







viernes, 26 de abril de 2024

MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL

 



La banda nacional Miserable nos presenta su tercera producción en estudio titulada Al Abismo de la libertad donde confirma su ruta thrashera con quiebres y su filosofía nietzscheana.

 Por Franco Boggiano de las Casas

El camino de Miserable está marcado desde su concepción por el thrash metal y el filósofo-poeta Friedrich Nietzsche. El cerebro detrás, Adrián del Águila, exvocalista de M.A.S.A.C.R.E., que desde el 2017 ha tomado el bajo como arma para expurgar sus demonios internos y conflictos existenciales, convirtiéndose en una especie de trovador nihilista maldito.

Pero el crédito de la propuesta no se lo lleva él solo porque ha encontrado en la sangre joven de los guitarristas Jonathan Bustinza y Luis Sáenz (desde el 2022) y del baterista Diego Porturas los socios ideales para llevar a cabo esta locura que cada año es más sólida y colectiva ya que si bien las letras recaen en Del Águila, las composiciones musicales son compartidas.



Las canciones de Al Abismo de la libertad, su tercera producción en estudio, fluyen con naturalidad una tras otra, de esos discos que los escuchas de un tirón donde no existe espacio para ponerle pausa. Pero si hubiese que escoger algunos temas sobre otros, me quedo con Abraza la muerte, Voluntad de poder, Cerdos y Yo predico el odio, donde demuestran que no tienen ningún temor para salirse de los parámetros del thrash metal y experimentar con otros ritmos y matices, aunque siempre volviendo a su estilo base, a su esencia.

A través de los 8 temas que trae el álbum, Miserable exuda furia, vértigo, rebeldía, cuestionamiento, reflexión y le escupe a la cara a todo esclavo miserable que ¡La vida misma es voluntad de poder!

Si tu pasión es el thrash metal y te gustan las letras crudas y reflexivas, ya puedes escuchar el álbum completo en las plataformas de Spotify y YouTube y muy pronto saldrá la versión en físico que vendrá con un librito con una adaptación en prosa de las obras de Nietzsche: Humano demasiado humano, El caminante y su sombra, La gaya ciencia, Así habló Zaratustra, Mas allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El Anticristo, El ocaso de los ídolos, Ecce Homo y La voluntad de poder. ¡Advertidos están!





martes, 3 de julio de 2018

EL AUTÉNTICO ESPÍRITU DEL ROCK SIGUE VIVO



Oxido presentó después de 35 años su álbum debut junto a Espíritu de Hierro, Volcano, PAX, que nos regalaron una gran y energética noche en el Calabozo 

 Por Franco Boggiano de las Casas (Texto y fotos) 

Deuda saldada. Oxido pagó su pasivo con su historia, con la historia del metal peruano, al presentar el último fin de semana su álbum debut luego de 36 años. El Calabozo fue testigo de una reunión casi familiar-amical, donde seguidores de la banda desde 1983, metaleros ochenteros, algunos noventeros, y unos cuantos representantes de las nuevas generaciones, se juntaron para disfrutar de una noche de buen rock pesado y sus variantes, y quedó demostrado que el auténtico espíritu del rock sigue vivo y en diferentes generaciones. 


Abrió el cartel Espíritu de Hierro del 'Gordo' Cobos, quien le puso a su banda el nombre de una de las canciones de Oxido en sentido homenaje a esta. Vale recordar que Cobos fue quien hizo debutar a Oxido sobre una tarima en el ya lejano 1984. Fue grata mi sorpresa que la banda estuviera sobria -por lo menos sobre la tarima- y que tengan una nueva vocalista. Una buena voz sin duda marca la diferencia: o te levanta la banda o te la tira al piso. Karen Cry demostró tener buena entonación, potencia y actitud sobre un escenario, mejorando notablemente la propuesta de Espíritu de Hierro, ya que la voz era el talón de Aquiles de la banda del Callao en el pasado. El quinteto porteño sonó más cuadrado y con mejor sonido. Ojalá que pronto puedan plasmar este buen momento en un disco. 


Luego se dio una gran erupción de rock and roll en el Calabozo. Volcano ratificó una vez más que es una gran banda y que destila una propuesta pro, llena de energía y sentimiento. Su rock -pesado, psicodélico, blusero- no solo te hace mover la cabeza sino es una intensa dosis que te sacude todo el cuerpo. Si bien sus influencias son añejas (60, 70s) suenan frescos, como para cautivar tanto a la nueva como a viejas generaciones. Robert Plant parece encarnado en el pequeño gran vocalista que es Alonso Pérez. Uno no imagina al verlo que en ese pequeño y aparente frágil ser se esconde una potente y aguda voz que se transforma cuando sube a un escenario y desata toda esa energía que lleva dentro. Por si fuera poco, Volcano cuenta también con un excelente joven guitarrista - Herbert Lopez- que toca con una desfachatez y desenfreno como si fuera un viejo experimentado de las seis cuerdas. Incluso, en uno de los temas se bajó del escenario a tocar junto a público. Ojo que no desmerezco el trabajo del bajista y el baterista que complementan en buena forma el poderoso cuarteto. Volcano tiene pasión, actitud, desenfreno, calidad. Ojalá que encuentre pronto escenarios más grandes y retadores y que su mágica lava la lleven a latitudes lejanas. Se lo merecen. Tocaron temas de su segunda producción Resurrección lanzada por Sonidos Latentes como Igualdad y de la primera como Religión, entre los que pude reconocer. 


Llegó el turno a Pax, la banda del experimentado guitarrista Pico Ego Aguirre. Sin duda fue una buena elección porque si Oxido puso la primera piedra para formar la escena metal en Lima en los 80s, Pax fue la banda pionera del rock pesado en el Perú junto a Tarkus. Hoy como trio, Pax demostró que la calidad no se pierde a través de los años. Junto con Jorge Mora (bajo/voz), Pico hizo un repaso de sus temas tanto de los 70s como de los 80s y alguno actual. Sin duda el público coreó con mayor entusiasmo Exterminio, Radar de Amor, Storyless Junkie y Vampiros en la noche. Y por fin llegó el momento esperado: Oxido. El cuarteto desplegó casi de corrido los 8 temas de su disco debut. Luego de una sentidas palabras del organizador del concierto y productor del álbum -Giovani Hoyos Corrales- desfilaron: Ángel de la Muerte, Siempre hay sangre en las cadenas, Oxido, Jinete del Tiempo, El Sol, Atila, Espíritu de Hierro, Sacrificio en el Templo. Y al final, como para despedirse cantando con la gente, repitieron Siempre hay sangre en las cadenas. 


Se notó a Javier Mosquera más expresivo, relajado y contento que de costumbre, inclusive se animó a moverse sobre el escenario (algo inusual en él), como si se hubiera quitado un gran peso de encima por fin y qué mejor hacerlo que con la gente que lo estima y lo admira. Deuda saldada con el mismo, con la historia de la banda, con el metal peruano y con sus seguidores. Salud!!!

 

EL VIAJE INTROSPECTIVO DE EL JEFAZO



Necio Records y Forbidden Place Records (USA) han lanzado el primer álbum de esta banda nacional en vinilo

Por Franco Boggiano de las Casas 

Escuchar a El Jefazo es todo un viaje astral y terrenal. Es entrar en trance y sumergirte en las profundidades de tu yo interior, exorcizar tus demonios internos y dejarte llevar por tus instintos. No necesitas fumar ni aspirar nada... solo apagar la luz de la habitación, y, en soledad, cerrar los ojos, y dejar que todos tus sentidos se dejen envolver por la música. 'El Portal' te introduce al mundo de El Jefazo. 

 El rock pesado/stoner/psicodélico/experimental te va envolviendo poco a poco. Los ritmos repetitivos y contundentes te empiezan a dar vueltas hasta ingresar a tu cuerpo, a tu mente, a tu alma. La guitarra de Bruno Sánchez te va hipnotizando con cada riff y punteo, mientras que la base rítmica conformada por el bajo de Carlos French y la batería de Renán Monzón termina por someterte totalmente. 'Estampida' te sume en las profundidades de este viaje que parece no tener retorno, mientras que 'Río Tinto' te vuelve a sacar a flote para luego envolverte en la vorágine del caos sónico. Lacerante y curativo a la vez. 



Megalodonte es otra entrega aplastante mientras que Gadawan Kura (me pregunto si está inspirada en los 'hombres hiena' de Nigeria) tiene una vibra más relajada inicialmente y te hace volar a parajes menos sombríos, aunque a mitad del tema se desata el frenesí, como si las hienas, controladas inicialmente, se escaparan y comenzaran su ataque despiadado en una persecución implacable. 

El trance termina con El Cañón de la Eternidad. Melodías misteriosas que nos hacen perdernos en la nebulosa. Sin lugar a dudas, este power trio instrumental es terapéutico y lisérgico y hay una especie de hilo conductor entre sus temas que te mantienen enganchado todo el tiempo. Este primer álbum de El Jefazo de 6 temas fue editado en el 2016 en varios formatos. En CD gracias a una co-edición entre Inti Records, Necio Records y Toxiko Producciones y en casete por Necio Records. Este año fue lanzado en vinilo gracias a una coedición de Necio records y Forbidden Place Records (USA). 

jueves, 28 de junio de 2018

OXIDO, EL ESLABÓN PERDIDO DEL METAL PERUANO




Tras 35 años de espera, este sábado 30 de junio la banda fundacional del movimiento presenta en concierto su álbum debut en el Calabozo

Por Franco Boggiano de las Casas

El álbum debut de Oxido parecía esquivo, condenado, maldito. Las grabaciones de la época están confinadas en el baúl del olvido de un viejo guitarrista. Había cierta desidia también, hay que reconocerlo, pero un clamor se hacía cada día más fuerte con el paso de los años: el clamor de la historia, de su historia, de sus seguidores, de aquellos jóvenes que al verlos entre 1984 y 1985, quedaron inspirados por su música, por su actitud sobre un escenario, y decidieron empuñar sus guitarras y escribir su propia historia años después.
Los astros y los músicos finalmente confluyeron, y entre el verano del 2012 y el invierno del 2013, en el Arca, Oxido logró plasmar el eslabón perdido de la historia del metal peruano: el Oxido I.
Pero nuevas dificultades aparecieron en el camino y recién este 30 de junio será lanzado - de aquí a la eternidad- oficialmente el álbum de Oxido.
Se trata de un registro imprescindible para entender el devenir de una escena condenada, maldita y maravillosa a la vez. Son 8 temas que inmortalizan una época de grandes cambios, convulsión, idealismo y pasión.
Más allá del innegable valor musical que Oxido nos ofrece, lo realmente trascendental es lo que significa para toda una generación 35 años después. Es recuperar la raíz, la primera piedra pesada que sirvió para construir este largo camino que recorremos los condenados.
Oxido I es sin duda una pieza clave para entender cómo se gestó la escena metal en el Perú, aunque ellos mismos no se lo propusieran.


Capítulo I
Arrancan con el tema más Sabbath, pesado y oscuro del CD: El Ángel de la Muerte. Tony Iommi encarnado en Javier Mosquera te golpea la cabeza con riffs monolíticos, contundentes, mientras el bajo de Coco Cortés es el complemento perfecto para que la canción te pase por encima como un tractor. Los punteos de Javier son precisos y enriquecen la canción.
Le sigue Siempre hay sangre en las cadenas, que en base a un riff simple y repetitivo te enganchan a la primera escucha, atrapándote, convirtiéndote en un fan que no se cansará de repetir sin cesar que "Siempre hay sangre en las cadenas". Un tema de denuncia social y cuestionamiento de lo establecido.
Con Oxido se repite la fórmula del tema anterior: la simpleza del riff y su repetición hecha contundencia. La forma de Fernando de la Flor de recitar las letras te invitan a cantar sobre la liberación del ser humano y a cuestionar a la sociedad de consumo. Nuevamente los punteos de Mosquera aportan para que el tema sea redondo.
Arremete Jinete del Tiempo con un guitarreo al viejo Maiden (de la época de Paul Di'Anno), el cual se yergue como uno de los temas más metálicos del disco.
Luego llega la calma con la hermosa, misteriosa y poderosa El Sol. Los arpegios iniciales son el preámbulo perfecto para una declaración apocalíptica de la autodestrucción de la humanidad. Tiene algunos toques maidenescos de la mitad del tema hacia el final.
Continúa Sacrificio en el Templo, que tras un corto inicio pesado, se desata y te lleva al galope por los sueños de libertad de estas almas indómitas.
Nuevamente aparece el feeling del viejo Maiden con Espíritu de Hierro. Nostálgica y épica a la vez, donde se lucen y se complementan los solos de Mosquera con los juegos de bajo de Cortés, la dupla creadora de este maravilloso monstruo del rock pesado. Cierran de gran forma el disco con Atila.
Sin lugar a dudas, han pasado 35 años y la magia de Oxido sigue intacta. Imprescindible para quien se precie de ser un guerrero de hierro.


 Concierto de presentación
Y como no podía ser distinto, el próximo sábado 30 de junio Oxido presenta en concierto su primer hijo en el Calabozo (Amurpol). Desde las 9:30pm subirán al escenario bandas como PAX, Espíritu de Hierro, Volcano y Lelo Gige. La entrada está a 25 soles e incluye el CD. Imperdible.


EL TIEMPO NO TIENE PIEDAD (PERO EL FUEGO SIGUE INTACTO EN EL ALMA)




Después de 30 años, el Sin Piedad de Masacre, el disco emblemático del heavy metal nacional, ve la luz en vinilo

Por Franco Boggiano de las Casas

El tiempo no tiene piedad. Han pasado 30 años, sí como lee, 30 largos y malditos años para que por fin vea la luz en formato de vinilo el Sin Piedad de Masacre. Se trata del álbum emblemático del heavy metal nacional grabado entre el 87 y 88 y que salió editado por primera vez en casete en 1991 en Venezuela.
Varias veces me he preguntado qué hubiese pasado si el primer gobierno de Alan 'Damián' no jodía la economía del país, a las disqueras, y veían la luz los vinilos de Masacre, Orgus y Sacra, esa trilogía del heavy limeño que cautivaba a miles de jóvenes.
Solo basta recordar conciertos de calidad y con gran asistencia como el del Palacio Marsano o el de la Feria del Hogar de 1988 para comprobar su potencial y poder de convocatoria.
Tal vez la edición de esos tres vinilos hubiese consolidado las carreras de las tres bandas y habría sido una especie de envión para la escena metalera nacional. Lamentablemente, no fue así, y más bien la hiper inflación y la convulsión social significó que muchos músicos de esas bandas, y otras, emigraran buscando un futuro mejor en otro país, poniendo fin así a sus bandas (años después Masacre se recompuso mientras que Orgus y Sacra han tenido reapariciones muy esporádicas).
Cesar Collazos (Orgus) se fue a Canadá y Johnny Gonzales (Sacra) a Alaska, Andrea Samengo (Orgus) a Italia, los hermanos Tuesta (Masacre) a Venezuela, Coqui Tramontana (Masacre), Reuven Amiel 'Paquirri' (Sacra) y Weregen (Sacra) a Estados Unidos, Martín Bazán (Almas Inmortales) a Brasil etc, etc, etc.
Pero dejémonos de pensar en el casi, en lo que pudo ser, porque así como en el fútbol, la vida da revanchas y, a cuenta gotas, el legado de los 80s se va construyendo de a pocos y los grupos van pagando sus deudas con la historia del metal nacional, con su propia historia.
Seguramente la culpa no fue solo del gobierno aprista sino también de la actitud de los propios músicos, que por su juventud e interés de clase, optaron por dejar en stand by su pasión, o hobby en algunos casos, para asegurarse un futuro en otro campo.
En fin, dejemos por un momento de lado las críticas constructivas y el análisis, y pasemos a disfrutar de este gran disco largamente esperado.


Nos introducimos en el túnel del tiempo y ponemos  lentamente la aguja sobre el disco.
Pese a la juventud de sus músicos de aquel entonces, Masacre derrocha calidad y oficio en el Sin Piedad. Empecemos por la voz. Miguel Ángel Cervantes fue claramente una de las voces emblemáticas de esa época del heavy nacional -y lo sigue siendo­- junto a Arístides Gonzales Vigil de Orgus y Jano Torres de Sacra. Excelente registro y sentimiento para interpretar los temas.
Las guitarras de Coqui Tramontana y de Martín Tuesta son sólidas y se complementan, sin destacar una sobre otra. Mientras que la base rítmica  conformada por Miguel Tuesta (bajo) y Pierpaolo de Bernardi (batería) -aunque Pelo Madueño grabó unos temas también- complementan a gran altura el quinteto.
Sin duda la gran influencia de esa etapa primigenia de Masacre es la NWOBHM destacando Iron Maiden, aunque también se dejan sentir otras influencias como Angeles del Infierno y Queensryche.
Abre el lado A del disco La Ciudad, un tema evocador, una oda a Lima. Tal vez la letra sea bastante simple, pero la instrumentación y la melodía de la voz lleva el nervio y el sentimiento suficiente para que la canción te emocione y capture. El punteo está muy bien logrado, mientras que el bajo de Miguel se luce detrás.
Sigue Cuando El Diablo Piso la Tierra, que se inicia en un tono más melancólico e intimista, para luego dar paso a un riff de batalla, con aires épicos y galopantes. Punteos profundos y sentimentales, sin necesidad de caer en exceso de virtuosismo, calan hondo en el oyente.
El tercer corte, Hasta el final, se convirtió en tema emblema de la banda y del metal nacional. Es una apuesta por el idealismo de luchar por nuestra identidad metal por siempre sin importar que dificultades se presenten en el camino.
El riff principal es evocador y te motiva a levantar el puño y gritar en el coro: Hasta el final resistiré!!!
Sigue la balada del disco: Rosa y Espina. Aquí el 'Loco' Cervantes interpreta con pasión y drama la letra: "Yo combato con la espada y tú con la mirada". Los arpegios y punteos desplegados son precisos y con la cuota de feeling exacta.
El lado B arranca con Entes del Mal, tema más oscuro y rápido que sus antecesores. Una letra con reminiscencias bíblicas. "Y quisieron ser como dioses, atentaron contra el propio dios, igualaron su poder sacramental pero él los exterminó". Aquí el duelo de punteos es muy bueno con un bajo que sostiene la canción en gran forma.
Sueño y Terror, típica letra metal, donde el 'Loco' llega a tonos bastante altos y agudos y los solos trepidantes destacan nítidamente.
El Hechicero te lleva al galope con el misticismo que solo Masacre sabe imprimirle a los temas. Otro clásico de la banda.
Cierra el disco Fuego en el Alma otro himno del heavy metal nacional para cantarlo con los puños apretados y en alto. El juego de las guitarras al inicio es el preámbulo perfecto para desatar esta declaración de fidelidad al metal!!!
Son 8 temas que fluyen con una asombrosa naturalidad en casi 30 minutos. Todos suenan compactos, no les sobra ni les falta nada. Un disco para escucharlo de un solo tirón.

El sexto integrante

Y no por mencionarlo último es menos importante. El señor de las perillas Germán Villacorta hizo un trabajo extraordinario al mezclar y masterizar nuevamente el álbum con un resultado final impecable. 
Estuvo al frente de todo el proceso para rescatar la cinta analógica de una pulgada grabada en 16 canales, la cual estuvo durmiendo en un refrigerador por más de 20 años y se tuvo que poner en un horno a 130 grados Fahrenheit durante 7 horas para volverla a la vida.
En el proceso de volver a mezclar el disco se consiguió un programa para reducir el reverb con el cual se grabó la voz y se le dio un retoque a las guitarras rítmicas, bajo, tarola y bombo en todos los temas, especialmente porque fueron grabadas en 2 sesiones de 4. La finalidad fue que los 8 temas suenen homogéneos. Vaya que lo logró.
En fin, un trabajo quirúrgico en el cual Villacorta demostró porque es el 'Master de Las Perillas' y el sexto integrante -fundamental- de la banda.
La edición alemana de Underground Power Records es de lujo, ya que cuenta con las letras y fotos de la época. Lástima que la primera historia de la banda que viene en el CD no pudo ser incluida.

martes, 22 de mayo de 2018

LA NOCHE DEL DIABLO NEGRO



Por Franco Boggiano de las Casas 
Fotos: Ricardo Choy-kifox 

Sinceridad brutal ante todo. Fui al festival esencialmente a ver a una de mis bandas favoritas: Malón, pero quien se conectó conmigo, me hizo levantar los puños, mover la cabeza, corear, aplaudir y disfrutar al máximo, fue Katon W. de Pena, vocalista de Hirax. Qué tal frontman. Qué tal conexión con el público de entrada. Qué tal carisma y despliegue escénico, estableciendo una relación horizontal con el público. Nada de poses de divo ni de súper estrella fría y distante. Un headbanger a carta cabal. Un tipo sencillo que se entrega totalmente a su público. Una actitud que algunos frontmans locales deberían emular si quieren ganar seguidores y obtener una reacción del público que retroalimente a su banda. Katon mira a cada uno de los asistentes a los ojos, los señala y los invita a ser parte del show y a no mirarlo de forma impávida y pasiva a través de una cámara o una pantalla de celular. 



Sin lugar a dudas, fue la noche del Diablo Negro. Y eso que no soy gran seguidor de Hirax, pero la banda de thrash metal de California mostró la noche del sábado que tiene mucho oficio, que sabe cautivar, hacer un gran show y meterse al público al bolsillo. Su thrash ochentero a la vena desató los pogos más brutales de la noche en la parte delantera de CC Festiva y los headbangers disfrutaron a rabiar todo su show. Desplegaron un setlist que combina temas antiguos como nuevos. Desfilaron Baptized by Fire, Hellion Rising, Lucifers Infierno, Lightning Thunder, Gallows Pole, Blind Faith, Black Smoke, Hate, Fear and Power, Hostile Territory, La Boca de La Bestia, Destroy, Black Tooth Grin (Nuevo tema), El Diablo Negro (el climax de su presentación), Barrage of Noise (medley), Brocken Neck y Bombs of Death. 

¿Y Malón?
Creo que mis expectativas por la espera de 22 años (tocaron en Lima en el Delirium Tremens en 1996) eran muy altas. Por eso siento un sinsabor, una decepción. Musicalmente, estuvieron casi impecables. Tenía serias dudas de la performance de Claudio O Connor por los conciertos dados tras el retorno de la banda con la formación original en el 2011 en los que se notaba claramente que no podía cantar tan agudo y rasposo como antaño, y mucho menos por más de una hora. Felizmente, me equivoqué y Claudio tuvo una nota aprobatoria en Lima en cuanto a su voz. Lamentablemente falló algo clave para una banda tan emblemática como Malón: la actitud. Y es una percepción muy personal, aunque la comenté con unos amigos esa noche y ellos también sintieron lo mismo (y eso que son fans incondicionales de los argentinos). Malón miró por encima del hombro al público peruano. Como que los cerca de 800 metaleros reunidos en CC Festiva no eran suficientes para ellos. 



Encima, O Connor tuvo el desatinado comentario de "agradecernos" el 6-0 con el que Argentina siguió avanzando en el mundial del 78 -y que finalmente ganaron- ante la risa cómplice del Tano Romano. Se me cayeron y de cara. En buena parte del show, los integrantes se mostraron desconectados. Karlos Cuadrado, en el extremo izquierdo, tocaba de forma casi displicente. Al otro lado del escenario, el siempre carismático Tano Romano intentaba infructuosamente irradiar toda esa buena onda que tuvo siempre. O Connor casi no se comunicó con el público y tan solo se limitó a hacer caras y sacar la lengua, tambaleándose -por momentos hacia atrás- como si no estuviera totalmente en sus cabales. Algunos "Lima" y "Perú" -más por compromiso que por otra cosa- espetó sin mucha emoción. Recibieron la bandera peruana que les dieron y agradecieron al final, más por un acto de rutina que por congraciarse con el público. 


En lo musical, nada que reprocharles. Con el bombo del Pato Strunz golpeándote el pecho y con el mejor sonido de la noche, arrancaron con Nuevo Orden Mundial y un set de cinco canciones del disco nuevo (NOM, El Infierno de Ayer, Mi Digna Lealtad, Barbarie colectiva y Plata o Plomo). También tocaron varias canciones de Hermética (Vientos de Poder, Masa Anestesiada, Atravesando todo límite, Tú eres su seguridad, entre otras) y clásicos de sus primeros dos discos como Hipotecado, Bajo el Dominio Danzante, Grito de Pilagá, Castigador por Herencia, Malon mestizo y Síntoma de la Infección sumando 18 temas sino me equivoco. ¿Volverán para redimirse con el público peruano? Ojalá 

Boals y las bandas nacionales
El festival empezó pasada las 7 de la noche con Revlin Proyect, banda del joven tecladista Nilver Pérez que se presentó con el cantante brasileño Renato Costa. Cuando ingresé al local estaban tocando The Final of Countdown de Europe, decisión cuestionable ya que en una presentación de corte internacional deberían priorizar los temas propios a los covers.  Un consejo hasta de un conejo.




La banda practica un AOR/hard rock melódico con elegancia y fuerza. Tuvo una buena performance que arrancó los primeros aplausos de las 80 personas que había en ese momento en CC Festiva. La noche fue calentando e ingresó más público con la presentación de Fallen Symmetry. Iniciaron con Renacer en la Tormenta y empezaron a despertar al público con su buen prog power metal. Me puse en primera fila a cantar sus temas. Una banda que crece a pasos agigantados y que merece llevar su música fuera de nuestras fronteras. 



Con los músicos de Fallen encima del escenario, subió Mark Boals, buen cantante que tuvo una banda soporte a la altura de las circunstancias. Su repertorio se basó en la época que tocaba Yngwie J. Malmsteen. Liar, Queen in Love, Rising Force -tema en el que participó el guitarrista Pepe Irei-, Fury, Hangar 18, Ring of Fire, Circle of Time, entre otros. Uno de los temas más coreados por sus seguidores fue el clásico I'll See the Light Tonight y el cover de Dio Holy Diver. 




Con el público totalmente caliente, se presentó Thrashtorno, banda thrash de Juliaca. Fue el punto más bajo del cartel. En el primer tema no se escuchaban las guitarras y el sonido fue mejorando con el segundo tema titulado Planeando tu muerte. La agrupación se encuentra promocionando su disco The Evil Inside Me que lo llevará a varias ciudades del país y de Sudamérica. 




Luego tocó Hirax y Malón (ya describí sus actuaciones arrancando el post) y cerró el concierto Grim Reaper al cual no vi por cansancio e impaciencia. En líneas generales, buen festival ante un decente marco de público (en su pico más alto 780 personas, según el propio organizador cuando tocó Malón). Bien Danger Steel con la organización en cuanto al escenario, luces y sonido. Lo único criticable es que no vendían nada de comer y el merchandising oficial de Malón tan solo un polo bastante discreto de la gira. Mucho mejor el polo oficial del evento. Larga vida al Festival Rock and Heavy.